Margarita Robles «no se fía» de sus propios militares y compra colchones ignífugos para sus fragatas

La fragata Reina Sofía contará con nuevos colchones para sus tripulantes. Unos colchones que Margarita Robles, la actual ministra de Defensa, se ha preocupado por que tengan una característica muy especial: que sean ignífugos. Una condición que parece demostrar la preocupación de la ministra socialista por que los militares a bordo de la fragata cuenten con medidas de protección especial ante descuidos que podrían hacer que sus camarotes acabaran en llamas.

El compromiso del Gobierno de España ante los miembros de la Alianza Atlántica, hace apenas unas semanas, era claro: España se «pondrá al día» con el gasto militar. Así lo aseguraba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante los aliados de la OTAN, destacando que la nación realizará un esfuerzo los próximos años para alcanzar un 2% del PIB nacional destinado al gasto militar y a la renovación de las Fuerzas Armadas.

Una renovación en la que ya parece trabajar Margarita Robles, que no ha dudado en apostar por la compra de nuevos aviones de combate para el Ejército del Aire, como uno de sus principales proyectos económicos para los próximos años. Una renovación y adecuación del material militar que, sin embargo, parece haber comenzado con una «tecnología militar» más modesta. En concreto, con la compra de colchones ignífugos para la fragata Reina Sofía.

Así pues, tal y como ha podido saber este diario, el Ministerio de Defensa ha aprobado un contrato de 7.000 euros para la adquisición de «116 colchones ignífugos» de 190 cm de largo y 65 centímetros de ancho, que estarán destinados a la fragata Reina Sofía, y que deberán ser entregados en apenas 30 días, «en la fragata Reina Sofía en la Base Naval de Rota y, en caso de que ésta se encuentre navegando, en el Servicio de Aprovisionamiento del Arsenal de Cádiz en la Base Naval de Rota».

«Será necesario acompañar el correspondiente certificado que asegure las propiedades ignífugas de los colchones» señalan los documentos oficiales del Ministerio de Defensa a los que ha tenido acceso este diario. Palabras que parecen demostrar la intención del departamento de Margarita Robles, no sólo de renovar y gestionar las nuevas adquisiciones de Defensa, sino también de «vigilar» que la seguridad dentro de la famosa fragata española esté garantizada; aunque sea en los propios dormitorios de los tripulantes.

MARGARITA ROBLES SE UNE A LA «TENDENCIA» DE INTERIOR

No es la primera vez que desde el Ministerio de Defensa se habilita un contrato de estas características, en busca de que los militares de la Armada no provoquen un fuego durante sus largas travesías. No, al menos, desde sus dormitorios.

Así pues, tal y como ha comprobado Moncloa.com, lo cierto es que la Jefatura de Asuntos Económicos del Mando de Apoyo Logístico ya adquiría hace unos años cerca de 3.500 colchones de muelles ignífugos, con un tamaño similar al adquirido recientemente. Un lote al que le acompañaban 3.500 almohadas ignífugas. Un contrato, en este caso adquirido por Pikolín S.A., que costaba a las arcas públicas españolas más de 400.000 euros.

Colchones que también se han adquirido desde el Ministerio de Defensa para otras instalaciones y propiedades militares, como es el buque de proyección estratégica «Juan Carlos I», repitiéndose estas compras de colchones ignífugos para las Fuerzas Armadas desde hace años, demostrando así la preocupación de las administraciones públicas por que los militares que deben defender el país no salgan «ardiendo» durante sus travesías.

Una tendencia que, sin embargo, no parece ser exclusiva del Ministerio de Defensa. Así pues, también el departamento de Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, parece haber apostado por este tipo de productos para garantizar un «sistema anti-incendios» en sus instalaciones. Especialmente, en el caso de Interior, en las instalaciones de la Guardia Civil.

En concreto, el ministerio de Interior, de forma histórica, no ha dudado en licitar contratos para la adquisición de estos colchones ignífugos «con destino a los calabozos de las diferentes Unidades de la Guardia Civil», así como a las propias dependencias de la Benemérita, protegidas así de cualquier posible incendio.