El PSOE confía cada vez en menos diputados. Al menos el equipo más estrecho de Pedro Sánchez. Sin embargo, hay quien en la sombra ha conseguido mantenerse en las quinielas sin levantar la voz más de la cuenta. Aún así, con la crisis de Gobierno a la vuelta de la esquina, son muchos los que creen que pasarán a primera línea de la política. En concreto, fuentes del PSOE aseguran que Meritxell Batet, presidenta del Congreso, será reciclada como ministra o incluso como vicepresidenta del Gobierno en enero. Pese a que no dejan de ser futuribles, queda claro que desde Moncloa valoran muy “positivamente” el perfil discreto que ha mantenido la socialista y entienden que necesitan a alguien con ese grado de lealtad para afrontar el último trecho de la legislatura. Y cuando hablan del reciclaje de Batet, no lo hacen fuera de un ministerio de Estado o de una vicepresidencia. Y eso que Juan Carlos Campo, su pareja, salió por la puerta de atrás en la anterior crisis de Gobierno pese al buen trabajo que hizo al frente del Ministerio de Justicia.
Cuando se habla de una vicepresidencia los socialistas entienden que será en sustitución de Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica. En la lista de los defenestrados por Sánchez y de los que están preparados para salir en enero, Teresa es de las más señaladas. Junto con ella, se habla de Margarita Robles, ministra de Defensa, o Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior. En esta dinámica es en la que colocan a Meritxell Batet. Fuentes del PSOE aseguran que goza de la total confianza de Moncloa y que el trabajo como presidenta del Congreso y el perfil bajo que ha mantenido en estos momentos ha gustado, y mucho, a Moncloa.
Meritxell siempre ha gozado de la confianza de Pedro Sánchez, pero no tanto sus consejos. Cuando fueron a echar a Juan Carlos Campo, pareja de Meritxell Batet y exministro de Justicia, nadie escuchó sus recomendaciones. Lo que le ha dado galones es que ahora que Pilar Llop ha tomado las riendas del ministerio se ha echado de menos a Campo. Batet lo recomendó de forma encarecida, pero Pedro Sánchez tomó su propia decisión. Ahora que el Consejo General del Poder Judicial está patas arriba y el Gobierno a ciegas en los asuntos del otro poder, se empieza a poner más en valor a Batet hasta el punto de que la quieren premiar con más protagonismo.
Por lo pronto, el Gobierno ve con buenos ojos los tímidos mensajes que Meritxell Batet lanza a nivel político. Su oposición “elegante”, tal y como la definen fuentes del PSOE, gusta mucho en Moncloa para este último tramo. El Ejecutivo quiere un lavado de caras y necesita el aplomo de figuras como la de Batet a la par que desprenderse de otros ministros importantes. La presidenta del Congreso ya fue ministra de Política Territorial hasta 2019, pero en el PSOE creen que puede dar mucho más si le dan protagonismo y cámaras. Ahora mismo, el momento dulce de Meritxell Batet se empieza a ver en otras instancias del PSOE porque desde el Gobierno entienden que ha llegado su momento.
La crisis de Gobierno se espera más pronto que tarde. Enero es la fecha elegida por el presidente del Ejecutivo para abordar estos cambios, pero también le gusta jugar al despiste y desde Moncloa deslizan que no apostarían todo a que Sánchez fuera a hacer los cambios en ese momento. Lo que sí tienen todos muy claro es que Sánchez no se presentará a las elecciones con caras como la de Teresa Ribera tras su espalda. Quiere cambios profundos. Y los quiere pronto, antes de las elecciones municipales y autonómicas. Esos seis meses previos a las generales son “clave” para un Pedro Sánchez que quiere revalidar su cargo para, desde ahí, dar el salto a Europa.