Un fantasma recorre Ciudadanos, y no es precisamente el del comunismo. Los pocos políticos que quedan en la formación naranja saben que Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, no será capaz de conseguir el objetivo. Con todo esto, hay quien ya está buscando su futuro político fuera de los colores naranjas. La mayoría no tendrá cabida porque no han sabido explotar su paso por el partido, pero hay unos pocos que sí que tienen las puertas abiertas siempre que decidan dar el salto. El que más gusta es Edmundo Bal, pero en el PSOE. Su última maniobra política en el Congreso, con la que convenció a gran parte de los suyos para que votaran a favor de la ley de Irene Montero, ministra de Igualdad, ha gustado lo suficiente en Ferraz como para que se planteen hacerle un hueco en el partido. Una de las obsesiones del equipo de Gobierno es la de fagocitar los votos de Ciudadanos, que por pocos que sean pueden ser clave.
Ya ocurrió con la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y con el Partido Popular, pero las ansias de la candidata de Ciudadanos por ser cabeza de cartel y por tener toda la fama truncó su fichaje por el grupo conservador (que le abrió sus puertas de par en par cuando José Luis Martínez-Almeida todavía estaba en una buena posición dentro del grupo popular). Ahora le toca a Edmundo Bal. El diputado gusta en el PSOE por dos razones. La primera es que su discurso cada vez se acerca más al del Partido Socialista y consigue calar en un sector que podría ayudar a la formación a fagocitar los votos naranjas en las próximas elecciones. Y la segunda, y la que más galones le ha dado para poder dar el salto, es su capacidad de control y persuasión en el Congreso, algo que ha sorprendido gratamente a la maquinaria de Ferraz.
Fuentes del PSOE han confirmado que Edmundo Bal se movió con intensidad en el Congreso para que su grupo votara a favor de la ley del solo sí es sí. No lo hizo por ser especialmente sensible con las motivaciones de la ministra de Igualdad, Irene Montero, sino porque entendía que era lo que tenía que hacer para ayudar a que los planes del Gobierno salieran bien. A esto hay que añadir que chocó frontalmente con Arrimadas dado que ella ha decidido ahora abrazar el estilo de su predecesor en el cargo, Albert Rivera, y abrazar el lado conservador. Pero para Edmundo Bal ha habido beneficios políticos, pues en el PSOE gusta cada vez más por su capacidad de persuasión.
Este hecho concreto simplemente ha añadido más leña al fuego. El PSOE lleva tiempo queriendo seducir el centro político, algo con lo que compite el PP y algo que ha llevado a Ciudadanos a sobrevivir durante una larga legislatura. Quien se lleve los votos de la formación naranja aspira a mucho más que a ganar las elecciones. Desde Ferraz llevan tiempo queriendo dar un golpe de efecto contundente con un fichaje que no genere especial fricción a nivel interno y que ayude a llevarse parte del voto de centro. Y Edmundo Bal puede ser ese nombre. En Ciudadanos niegan por supuesto que haya habido coqueteo político entre ambos, pero en el PSOE insisten en que no descartan cambios en los próximos meses.
Los mensajes de Edmundo Bal han calado. Pero hay otro detalle que ha gustado en el partido y que Edmundo Bal comparte con Pedro Sánchez: la capacidad de trabajo. Fuentes de Ferraz insisten en que su paso como candidato de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid gustó pese a los malos resultados porque vieron a Edmundo Bal recorrer toda la ciudad con ganas pese a los malos sondeos. Esa capacidad de trabajo ayuda a que el PSOE le abra las puertas, pero todo pasa por una llamada de Moncloa que todavía no ha llegado.