Alberto Garzón se «despreocupa» de Consumo y se centra en allanar su futuro político en Sumar

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, sigue sin hacer nada. Fuentes de Unidas Podemos aseguran que el diputado no ha movido el presupuesto con el que cuenta su ministerio porque no tiene muy claro en qué gastarlo. No hay quejas sobre si se deja más o menos dinero público en subvenciones, pero sí que denuncian que el «desleal» Alberto Garzón está solo pendiente de sobrevivir políticamente y de llevar adelante algunas medidas de efecto relacionadas con las casas de apuestas y el consumo de determinados alimentos. En cuanto al presupuesto, Alberto Garzón no está siendo especialmente resolutivo dado que la última subvención que dio la concedió en agosto de este año. 

Garzón ha desaparecido del mapa porque su supervivencia política pasa, según su propio criterio, por formar parte de Sumar, la formación que Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno, ha llevado adelante. El problema es que la fama de «desleal» de Garzón no le está ayudando a moverse bien tanto dentro de Unidas Podemos como en otras áreas del Gobierno. El ministro está solo en cuanto a apoyos, pero considera que con algún que otro golpe de efecto podría dar un golpe encima de la mesa para que le tengan en cuenta. Su obsesión es poner coto a las casas de apuestas, además de otros titulares, pero sabe que no tiene mucho recorrido tirando de relaciones internas dentro del partido. 

El problema es que hay quejas sobre cómo el ministro de Consumo ha ejecutado su presupuesto. Cuenta con en torno 50 millones de euros para gastar a discreción y solo ha conseguido dar una pequeña partida de ayudas que están lejos de cubrir el total contemplado. Garzón no tiene ideas. La última tampoco fue especialmente brillante. Y no las tiene porque, según fuentes de Unidas Podemos, está centrado en contentar a la vicepresidenta del Gobierno para entrar en Sumar de cualquier modo. La integración es su única supervivencia y el ministro sabe que solo la conseguirá fuera de Unidas Podemos, donde aún recuerdan cómo el ministro de Consumo se dedicó a negociar por libre cuando Pablo Iglesias quería entrar en el Gobierno.

El ministro de Consumo está obsesionado con contentar a la vicepresidenta con dos golpes de efecto. El primero, el de las casas de apuestas y el cómo ponerles coto publicitario para anunciarlo a bombo y platillo. Y el segundo, dado que el semáforo nutricional ha sido un fiasco a nivel de impacto, tratar el tema del consumo de según qué alimentos como la carne roja de forma más política; es decir, que ese mensaje que lanzó en su momento de reducir el consumo de carne roja debe llegar mejor a la sociedad. O al menos es lo que cree el ministro. El problema es que mientras que está centrado en colar mensajes políticos en la prensa, la última subvención que dio el Ministerio de Consumo fue en agosto y para la «modernización y digitalización» de las Juntas Arbitrales.

El que Garzón esté más centrado en los clipping de prensa que en gestionar bien su ministerio ya no le pesa a nadie. En Unidas Podemos le ven como un «traidor» que tiene su agenda propia y que solo busca sobrevivir a nivel político mientras la formación morada se hunde. Las críticas desde Unidas Podemos en las que le acusan de no ejecutar con criterio su presupuesto han crecido con el paso del tiempo porque, para hacerse una idea, en 2022 tan solo ha lanzado cinco partidas de subvenciones a costo de los Presupuestos Generales porque se ha quedado completamente sin planes para gastar el dinero.

La posición de Alberto Garzón es delicada y el ministro de Consumo es perfectamente consciente de ello. El perfil bajo de Garzón no es inocente. Fuentes de Unidas Podemos insisten en que está «despreocupado» de las labores de su ministerio porque está obsesionado con su futuro. Que Garzón no irá en las listas de Unidas Podemos es algo que está claro, pero si tendrá la capacidad de obtener representación o no en el Congreso sí que es algo que está en el aire porque el ministro sabe que su futuro pasa por contentar a una sola persona en el Ejecutivo. Lo que sí que anuncian desde Podemos es que habrá dificultades para el ministro y nuevas filtraciones. Pero de momento se guardan el as en la manga.