Garriga espabila y se desmarca del control obsesivo de Jorge Buxadé en Vox

Jorge Buxadé e Ignacio Garriga están más unidos de lo que parece, aunque ahora parece que hay problemas en el paraíso. Desde Vox dejan claro que el candidato de Vox en Cataluña trabaja directamente para un Jorge Buxadé que tiene más peso en el partido que lo que muchos esperarían. Hay quien directamente asegura que Garriga es el hombre de paja de Buxadé. Desde que el candidato de Vox en Cataluña se hizo con la secretaría general de la formación de extrema derecha, la respuesta interna del partido fue la misma: «Buxadé ha tomado el control de Vox tras la salida de Javier Ortega Smith». La buena noticia para Ignacio Garriga es que ha conseguido convencer a parte de las bases de Vox de que tiene más mando del que realmente tiene. Y pese a que ha habido pocos cambios desde la salida de Ortega Smith, lo cierto es que Garriga empieza a descontrolarse.

En la formación de extrema derecha no había nadie que no entendiera que era Jorge Buxadé quien tenía el control absoluto de Vox desde que defenestraron de mala manera a Javier Ortega Smith, concejal y diputado. «Es su hombre de paja», decían fuentes solventes de Vox sin ningún atisbo de duda. Los primeros pasos de Ignacio Garriga dentro de la formación fueron precisamente los que Buxadé le ordenaba desde Bruselas, pero el paso del tiempo ha dado un giro de 180 grados a la actitud del secretario general de Vox con respecto a sus lealtades. No es un golpe encima de la mesa, pero sí que en Vox empiezan a hablar de que Garriga ha tomado el control y ya no obedece a las órdenes que llegaban desde Bruselas. Buxadé se había creído una suerte de Ursula Von Der Leyen que tenía derecho desde Bruselas a decir a los demás lo que tenían que hacer. Y cuando decimos «los demás» nos referimos claramente a Ignacio Garriga.

Garriga ha tomado el control del partido, al menos de forma aparente. La sensación de que «manda» se empieza a notar en muchos más sitios de los esperados. Todo esto ha coincidido con que Vox ha «limitado» a Buxadé a quedarse encerrado en Bruselas y a que sus competencias políticas no trasciendan la Eurocámara. El eurodiputado ha recibido más toques de atención de los esperados y ni siquiera había tomado el control total del partido. La sensación de que no gestionaría la formación como ellos buscaban le ha llevado a pasar a un segundo plano en semanas y los demás han aprovechado ese vacío de poder.

Ha sido la salida de Macarena Olona la que ha sumido el partido en un auténtico caos. Están los que no entienden que se haya prescindido de una peso pesado como es la exdiputada. Y están los que creen que ya basta de tanto control de las cabezas pensantes de la formación. Pero todos coinciden en que Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros están en horas bajas. Esta crisis es la que también ha acabado con Javier Ortega Smith y la que ha dejado un vacío de poder lo suficientemente amplio como para que dos personas se pensaran que podrían ocuparlo. Ha sido el perfil más radical de Buxadé el que ha llevado a que Vox volviera a hacer cambios hacia el ala moderada, que cada vez está más esquilmada y seducida por el PP.

Garriga está de enhorabuena porque cree que tiene más galones de los esperados. Buxadé, sin embargo, está en un momento difícil de su carrera política porque sus aspiraciones se limitan ahora al Congreso de los Diputados. Ignacio Garriga, sin embargo, ha sabido hacerse hueco ante el temor de que haya un nuevo choque interno entre el propio candidato de Vox en Cataluña y el eurodiputado. Un nuevo conflicto interno no ayudaría, pero hay quien se lo plantea.