miércoles, 11 diciembre 2024

La Unión Europea moderniza su relación con Chile, con ambición de romper su dependencia con China

La Unión Europea y Chile han escenificado este viernes la conclusión de las negociaciones para modernizar el acuerdo comercial que les une desde hace veinte años y que, además de aumentar el acceso a sus respectivos mercados, servirá para adaptar las relaciones a nuevos retos como la lucha contra el cambio climático pero también ayudará a la UE a avanzar en su diversificación de recursos para romper con la dependencia de China.

«La guerra de Rusia ha subrayado la necesidad de estrechar nuestras relaciones con aliados fiables», ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, en una rueda de prensa en Bruselas en la que ha advertido de que «no es coincidencia» que los Veintisiete hayan querido mejorar un acuerdo con Chile tras años de relaciones estables.

La mejora de los intercambios en materia energética y de acceso a materias primas «será vital» para la futura resiliencia estratégica, ha apuntado Dombrovskis en una comparecencia junto al Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y la ministra de Exteriores de Chile, Antonia Urrejola.

Entre las claves del nuevo régimen de asociación y comercial figura un mejor acceso europeo a materias primas y energías limpias fundamentales para avanzar en el objetivo de la UE de romper con su dependencia de China en el nuevo contexto geopolítico, en especial litio, cobre e hidrógeno.

Un marco que fuentes comunitarias consideran un modelo que la UE intentará replicar en sus negociaciones con otros países con los que busque un acceso «no discriminatorio» a materias primas que puedan ser «clave» para los Veintisiete.

El acceso europeo sin barreras al litio o el cobre chileno se traducirá también, según las fuentes, en un respaldo para que puedan en el propio Chile impulsar la producción y transformación de estas materias primas antes de su exportación.

El nuevo Acuerdo Marco Avanzado (AMA) necesitará ahora cumplir un largo proceso de tramitación, que pasa por una primera verificación legal de las partes y concluirá con la ratificación del tratado por parte de todos los parlamentos nacionales de los 27 y de Chile, antes de que pueda entrar en vigor no antes de 2024, habida cuenta de que la firma de los textos legales se prevé para el otoño de 2023. Con todo, Bruselas prevé la aplicación interina de los capítulos bajo competencia comunitaria a partir de la firma y a la espera de la ratificación formal.

Borrell ha subrayado el valor «histórico» de un acuerdo que ha exigido un trabajo «largo y laborioso» –en alusión a los cerca de cinco años de negociaciones que han necesitado las partes para cerrarlo– y también su trascendencia «política», porque va más allá de las relaciones comerciales y porque demuestra la apuesta que la UE quiere hacer por estrechar vínculos con América Latina.

El nuevo régimen prevé el acceso libre de aranceles para casi el 100% de las exportaciones de una y otra parte, una ventaja que la Unión Europea espera que se traduzca en un aumento de sus exportaciones en hasta 4.500 millones de euros. Del lado europeo valoran especialmente el acceso para el sector lácteo y el reconocimiento de Indicaciones Geográficas sensibles, incluidos quesos de gran interés comunitario.

A cambio, la liberalización para los chilenos les dará mejor acceso al mercado común para exportar ciertas carnes y también para el aceite de oliva. En este caso, tendrán un contingente libre de aranceles para 11.000 toneladas, una cuota que fuentes comunitarias advierten de que no dañará un sector que ya produce en la UE cerca de dos millones de toneladas de aceite de oliva.

La canciller Urrejola ha destacado, por su parte, elementos de la modernización que permiten el «fortalecimiento» de alianzas que «reflejan los valores y principios comunes», como son mejoras y compromisos en materia de Estado de derecho, estándares laborales, desarrollo sostenible e igualdad de género, con medidas específicas para el «empoderamiento de mujeres y niñas».

Además recoge la «urgencia» de abordar la lucha contra el cambio climático, proteger el medio ambiente y los recursos naturales, así como el compromiso de poner en práctica plenamente los Acuerdos de París y los objetivos nacionales vinculados al pacto internacional climático.

La conclusión de este acuerdo ha sido prioritaria para España, que ha trabajado desde el principio de la negociación en el Consejo de la Unión Europea con este fin. Para la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, este acuerdo «refuerza los lazos con Chile» como socio estratégico en la esfera del comercio y la inversión.

«Frente a las dificultades económicas actuales, esta decisión permitirá aumentar la diversificación y resiliencia de las cadenas de suministro del bloque comunitario y de Chile, mejorando el acceso a insumos fundamentales y aumentando las oportunidades de exportación y de inversión para nuestras empresas», ha expresado Maroto.

Chile ocupa actualmente el puesto 30 en el ranking de mercados más importantes para las exportaciones españolas, mientras que España es el séptimo proveedor más grande de Chile. En términos de inversión española por habitante, Chile es el primer destino en Iberoamérica.