Así cayó ‘El Matador’: agentes de EEUU orquestaron una entrega de droga en Asturias

Agentes federales de Estados Unidos infiltrados en un buque en Barbados, encuentros con capos colombianos en el centro de Madrid y una entrega controlada de droga que partió de Puerto Rico son algunos de los ingredientes de la trama de la operación que culminó el 28 de octubre con la captura en Siero (Asturias) del supuesto narcotraficante ‘El Matador’, junto a dos toneladas de cocaína, 94.000 euros y armas de guerra.

El gallego Carlos García Morales, alias ‘El Matador’, cayó fruto de un operativo transnacional antidrogas digno de una serie de ficción, cuyo argumento reconstruye Moncloa.com gracias a los atestados policiales que forman parte del sumario de la operación Espeto y a fuentes de la Brigada Central de Estupefacientes.

García Morales, un viejo conocido de las fuerzas del orden, se ganó su apodo cuando actuaba como conexión entre los narcos gallegos y los capos colombianos de Medellín antes de ser detenido en 2011.

Rumbo a una trampa

El 28 de octubre, ‘El Matador’, que había vuelto a las andadas tras cumplir condena, y su pareja viajaron desde Orense en una autocaravana alquilada rumbo a una trampa. Custodiados por el jeep conducido por el mexicano Eder Isidro López de la Torre, se dirigían a una nave industrial en Siero para recibir 700 paquetes de cocaína de alta pureza.

García Morales y López de la Torre se bajaron de la autocaravana y comenzaron a introducir en ella los fajos de cocaína bajo la atenta mirada de la IV Brigada Central de Estupefacientes de la Udyco, que procedió a su detención cuando estaban con las manos en la masa.

Esta trampa, según las diligencias policiales, comenzó a urdirse en febrero de 2022 en una operación encubierta orquestada por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), una rama del Departamento de Seguridad de Estados Unidos responsable de investigar delitos transnacionales.

Desde febrero de 2022, la oficina de la HSI en Colombia, en coordinación con la policía de ese país y la Oficina de Enlace de la Policía de España en el país sudamericano, seguían la pista en Bogotá al supuesto lugarteniente de una organización de narcotráfico, Luis Vieira Méndez, de nacionalidad venezolana.

La agencia estadounidense introdujo a un infiltrado en este cártel que fue clave para la operación, según el escrito enviado por el Departamento de Justicia a la Fiscalía Antidrogas de la Audiencia Nacional el 30 de septiembre.

El topo informó que el narcotraficante pretendía transportar a España dos toneladas de cocaína y su soplo puso en funcionamiento la maquinaria de una operación encubierta trasnacional que implicó a agentes de Estados Unidos, Colombia y España.

Las compradoras de esta droga eran dos organizaciones criminales con conexiones en España: una coordinada por un colombiano conocido como ‘El Joven’, de la que formaría parte Carlos García Morales, que recibiría 600 paquetes; y otra liderada por unos mexicanos afincados en España, que recibirían 740.

El venezolano identificado por los agentes colombianos y estadounidenses es, según los atestados, el número dos de una organización transnacional capitaneada por Sergio Esteban Ardila, residente en Colombia e integrante según fuentes de la Udyco de un cartel conocido como ‘Los Rastrojos’, un grupo armado paramilitar financiado por el narcotráfico.

Fue precisamente este supuesto capo quien acompañó al venezolano a una serie de encuentros en Madrid desde mayo pasado para planear el desembarco del cargamento.

Es aquí donde entró en escena ‘El Matador’, que se desplazó desde Orense a estos encuentros, a los que también asistió López de la Torre, que viajó desde México. Vigilados de cerca por la Udyco, mantuvieron la primera reunión en Madrid con los supuestos narcotraficantes llegados desde Colombia.

El gallego era el “brazo operativo”

Según la solicitud de mandamiento judicial efectuada por la Udyco Central, el gallego y el mexicano son los últimos eslabones de la organización criminal.

“Ambos se encargarían de la parte logística, el brazo operativo”, sostiene la policía en la documentación a la que ha tenido acceso Moncloa.com. Eran los encargados de realizar la tarea más comprometida de la operación: recoger la droga y las armas y transportarlas a un lugar seguro para su posterior distribución en España y Europa.

En estas reuniones, que tenían lugar en las inmediaciones de la céntrica plaza de Santo Domingo de la capital, no se escatimaba en gastos. El jefe colombiano del cártel venía junto a su esposa para simular viajes de placer y se alojaba en hoteles de cinco estrellas en Madrid, en los que siempre pagaba en efectivo, mientras que el venezolano prefería hospedarse en un apartamento contratado a través de Arbnb.

‘El Matador’ era, según los atestados, “la persona que entablaba más conversación con el resto de los integrantes”. Nada más terminar las reuniones, el gallego abandonaba Madrid hasta O Pereiro de Aguiar, en Orense, donde residía con su pareja, también detenida en el operativo.

Ser una especie de relaciones públicas entre las organizaciones colombianas y las españolas era su especialidad, según fuentes policiales. Antes de ser detenido en Medellín ya lo había sido en España, según relata a Moncloa.com fuentes del Grupo de Respuesta al Crimen Organizado (GRECO) en Galicia.

García Morales, hijo y hermano de guardias civiles, fue capturado en 2009 en el marco de la operación Giga en Boiro (Galicia), en la que cayó el condenado narcotraficante José Manuel Vila Sieira, conocido como ‘El Presidente’.

Del Caribe a España en un avión de Iberia

La última reunión para preparar el envío fue el 11 de octubre, también en Madrid. Los hoy detenidos acudieron pensando que el envío ya estaba en un buque en el Atlántico rumbo a algún lugar al alcance de las narcolanchas gallegas.

Lo que no sabían es que tan sólo unos días antes, el 25 de septiembre, la organización colombiana había entregado 1340 paquetes de cocaína a los agentes infiltrados que viajaban a bordo de un barco a 200 kilómetros de Barbados.

El 28 de septiembre, la droga fue transportada por los agentes del HSI hasta San Juan, en Puerto Rico, desde donde arribó a España como carga de bodega en un vuelo comercial de Iberia acompañada por los agentes de la Udyco.

La trampa estaba en marcha y sólo quedaba fijar el lugar del intercambio. La documentación del caso no detalla por qué se eligió esta nave industrial en Siero para recoger la droga, ya que en un principio su destino eran las rías gallegas.

Según la Brigada Central de Estupefacientes, al mismo tiempo que caía El Matador y el ciudadano mexicano en Siero, lo hacían en Madrid los supuestos narcotraficantes de la organización colombiana encargada del envío.

El abogado de los detenidos, Francisco Miranda, socio fundador de Vox Legis Abogados, argumenta que García Morales, su mujer y el mexicano Eder Isidro López no tienen ninguna relación con esta nave industrial y considera que en el procedimiento existen causas de nulidad.

Es en esta nave donde la policía incautó un arsenal compuesto por 7 armas largas, un lanzacohetes, una granada militar y 10 silenciadores. Miranda sostiene que sus defendidos no tenían conocimiento de la existencia de estas armas.

Fuentes de la Brigada Central de Estupefacientes dan más luz a su origen. Según estas fuentes, los agentes encubiertos recibieron antes de la entrega de la droga en Siero mensajes encriptados informando que tenían que recoger unas mochilas en España.

Los agentes federales, en coordinación con la Udyco, esperaban que contuvieran más droga. Su sorpresa fue mayúscula cuando encontraron en estas mochilas uno de los mayores arsenales intervenidos a una organización criminal dedicada al narcotráfico en España.