El PSOE ya tiene sus «bad boys» para elevar el tono contra el PP de Feijoo

El PSOE quiere un cambio de discurso. Y se nota. Los mensajes «Mr. Wonderful» de Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, y la falta de contundencia de Pilar Alegría, ministra de Educación, empiezan a desesperar a un PSOE que se hunde en las encuestas por minutos en beneficio del Partido Popular de Alberto Núñez Feijoo. Por todo esto, la maquinaria de Moncloa ha tomado la decisión de endurecer el discurso con tres caras algo menos conocidas por el público: la de Santos Cerdán, secretario de Organización del Partido Socialista, la de Felipe Sicilia, diputado y portavoz de la Ejecutiva Federal de la formación, y la de Patxi López, portavoz del PSOE.

El PSOE lleva tiempo viendo cómo el PP les adelanta por la derecha. Tanto en los sondeos de los medios de comunicación como en las encuestas internas. Todo esto llevó a la maquinaria de Moncloa ha pedir más dureza y contundencia contra el Partido Popular, un mensaje que no debió calar lo suficientemente bien en Isabel Rodríguez y en Pilar Alegría. Su discurso blando y sus mensajes positivos, algo que pidió el Gobierno en verano para intentar lavar la imagen, no han gustado ni han calado en el partido. Ahora el PSOE quiere un cambio de ciclo y quiere endurecer el discurso todo lo que pueda contra el Partido Popular no solo para intentar combatir el fuego con fuego, sino porque así se han dado cuenta de que consiguen muchos más titulares. Sino que le pregunten a Felipe Sicilia.

Sicilia es una de esas piezas, como Santos Cerdán, que no han tenido un encaje claro en el partido pero que han sabido moverse en condiciones por las entrañas de Ferraz. Primero se habló de Felipe Sicilia como el candidato del PSOE en Andalucía y después empezó a dar tumbos por Madrid como diputado y portavoz de la Ejecutiva Federal sin tener muy claro cuál era su cometido; hasta ahora que ha visto la luz abierta. El pasado jueves, Sicilia tiró de esa contundencia que tanto buscan en Moncloa y en Ferraz y acusó al PP de querer dar un golpe de Estado comparándoles incluso con Tejero y el golpe del 23-F. «Hace 41 años la derecha quiso parar un Pleno del Congreso y parar también la democracia. Lo hizo con tricornios, hoy la derecha ha vuelto a querer parar», comentó el diputado dejando atónitos a casi todos los asistentes.

Este es solo uno de tantos, porque el PSOE quiere elevar el tono todo lo que pueda porque ha visto que así se ganan titulares y se gana notoriedad. Los otros «bad boys» de Sánchez son Patxi López y Santos Cerdán, aunque a este último le está costando algo más llevar ese toque «despiadado» que tiene como gestor interno en el partido ante las cámaras. El caso de Patxi López tampoco es nuevo. Hasta hace unos pocos días había mantenido un perfil discreto para después decirles a los jueces lo que tenían que sentenciar al hilo de los problemas técnicos que ha traído la ley del solo sí es sí de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Este es otro ejemplo más que se une al de Felipe Sicilia. Pero la sensación en Ferraz es que Moncloa los está utilizando para endurecer el discurso oficial. Y no tienen ningún problema con que hagan lo que hizo Sicilia: copar todos los titulares de los grandes medios de comunicación.

La cara B de toda esta situación o cambio de ciclo es el futuro político de Isabel Rodríguez y Pilar Alegría. No es que Sánchez quiera destituirlas, tal y como aseguran fuentes del PSOE. Simplemente quiere apartarlas porque no es el momento de tener un tono amable y conciliador. De hecho, fuentes socialistas solventes dejan claro que estas dos ministras tienen línea directa con Moncloa y mantienen una buena conexión con el presidente del Gobierno a pesar de que ahora las quieran colocar en un segundo plano algo incómodo dada su posición. Estas mismas fuentes insisten en que tanto Isabel Rodríguez como Pilar Alegría seguirán vendiendo las medidas estrella del PSOE, siempre que sean positivas.

El papel de Patxi López, Felipe Sicilia y Santos Cerdán será el de conseguir titulares con salidas de tono. No importa lo que digan siempre que se mantenga en unos límites razonables. Esta estrategia choca con la del PP, quienes también presionan a su presidente para que eleve el tono contra un Sánchez que consideran que está en horas bajas. La idea es que la campaña sea más rocosa de lo esperado. Ninguna de las dos formaciones espera un 2023 limpio entre ellos. De hecho, hay quien ya asegura que tienen «material nuclear» contra la otra parte que saldrá antes de las elecciones. No se especifica si autonómicas y municipales o generales.