Las alitas de pollo son una de las delicias que le gustan a la mayoría de las personas. Pocos hay que rechacen un plato que las lleve. Normalmente suelen presentarse fritas y, quienes se derriten por ellas, deben decir que no para cuidar la línea o seguir tratamientos médicos. La forma de cocinar un plato puede incidir mucho en la respuesta de los comensales. Pero ¿qué pasa si encontramos otra forma de cocinarlos? Una manera en el que nadie podrá decir que no. ¡Es posible y te contamos cómo!
8Con qué se puede acompañar este plato

Las alitas cocinadas de cualquier forma son una delicia sí solas, sobre todo si las tomamos antes de los platos principales. Para acompañar esta delicatessen, bastará algo sencillo que nos otorga algo de variedad al paladar, pero dejando el protagonismo a nuestra receta estrella. Un ejemplo puede ser el arroz blanco, el puré de patatas o patatas asadas. Las patatas fritas también vienen genial, pero si lo que estás buscando es cuidarte de las grasas o el exceso de los fritos no es la mejor idea.