La espantá de ‘Kichi’ y Sánchez Gordillo deja sola a Ada Colau para 2023 

El ciclo del 15M que tuvo traducción electoral a partir de las elecciones europeas de 2014 y las municipales de 2015 podría cerrarse en 2023 sin rastro alguno de los ‘alcaldes del cambio’ que hace casi ocho años evidenciaron la fuerza de Podemos y sus confluencias.

Manuela Carmena, Ada Colau, Xulio Ferreiro, Joan Ribó, Paco Guarido o José María González ‘Kichi’ se hicieron con la vara de mando de sus ciudades en 2015. En 2019 cayeron Carmena y las ‘Mareas’ gallegas. Y en 2023 se jubilarán ‘Kichi’; el alcalde más emblemático y longevo de la izquierda transformadora, Juan Manuel Sánchez Gordillo; y, quizá, el zamorano Paco Guarido.

El único alcalde de capital de provincia que pertenece a Izquierda Unida, Guarido, todavía no ha deshojado la margarita mientras el coordinador provincial de la organización, Miguel Ángel Viñas, le pide que siga y confirma que se seguirán que en Zamora se seguirán presentando con sus siglas, excluyendo así un pacto con Podemos. 

‘Kichi’, ligado al anticapitalista Adelante Andalucía que lidera su mujer, la parlamentaria y exeurodiputada Teresa Rodríguez, ha asegurado que no intentará ser reelegido en Cádiz, tal y como prometió en 2015.

«Honestidad, coherencia y el valor de la palabra dada a la gente. Os anuncio que mantengo mi compromiso y no me presentaré a la reelección como alcalde de Cádiz. Y me iré tranquilo porque en mi equipo hay brillantez, capacidad e ilusión para alumbrar un futuro mejor para la ciudad», asegura.

‘Kichi’ dice que «la política no es un coto privado, que había otra forma de hacer política y que era preciso demostrar que la defensa de lo público, el derecho de la ciudadanía, la felicidad y la alegría no pueden convertirse en privilegio para unos pocos. No ganar ni un euro más y no cambiarme de barrio fueron mis compromisos». 

El final del ‘Kichi’ podría dejar en solitario a Ada Colau y Joan Ribó, que intentarán mantenerse al frente de Barcelona y Valencia, respectivamente.

ADIÓS A SÁNCHEZ GORDILLO

2015 con los ‘alcaldes del cambio’ fue un momento tan álgido para la izquierda transformadora como 1979, año de los ‘ayuntamientos rojos’ como el de la localidad sevillana de Marinaleda, gobernada desde entonces por Juan Manuel Sánchez Gordillo.

El emblemático edil dirá adiós tras 44 años de poder tras sufrir un ictus poco antes de salvar por la mínima su vara de mando en 2019. Estos últimos cuatro años, convaleciente por el accidente cardiovascular, suponen el apéndice a su mandato.

Pese a sus problemas, Sánchez Gordillo no rebaja su fuerza retórica y en una reciente entrevista concedida al portal Izquierda Revolucionaria recuerda que «en Andalucía hay 500.000 jornaleros sin tierra; hay 400.000 pequeños campesinos con una deuda casi impagable de 370.000 millones de pesetas (2.200 millones de euros). Se da el minifundio y el latifundio. Hay un millón de pequeños propietarios que tienen menos de un hectárea y, por otra parte, el 2% de los propietarios posee el 50% de la tierra cultivable, con una estructura parecida a lo que hay en América Latina». 

«El jornalero trabaja dos meses, tres meses a lo largo del año y el resto se desplaza a la emigración (interna a la fresa de Huelva o la aceituna de Jaén y externa a Francia o Navarra). El PER no es nada más que 6 o 7 días de trabajo al año, es dinero público para un trabajo. En esta situación el gran problema es la tierra», explica.

Sánchez Gordillo recuerda que «ahora se está volviendo a concentrar la propiedad de la tierra. El 20 % de los propietarios se lleva el 80% de las ayudas que vienen de Bruselas. Se está privatizando el agua, el uso de las semillas, etc. Mediante la mecanización y el uso de pesticidas el trabajador del campo es cada vez menos necesario. Entonces nosotros planteamos como solución estructural la Reforma Agraria. En parte como Soberanía Alimentaria, que entendemos como el derecho que tienen los pueblos a decidir su propia política agraria y que no sean las multinacionales las que decidan. Decimos que la tierra no es una mercancía sino un derecho de los pueblos. La tierra, el agua y las semillas tienen que ser de la comunidad».

El alcalde de Marinaleda no se ‘casa’ ni con Yolanda Díaz, a la que afeó su Reforma laboral: «Esta reforma, como las anteriores, significará que los ricos sean más ricos y que los pobres tengan menos derechos. Los despidos serán más baratos que nunca y a los empresarios se les bajarán sus cotizaciones a la Seguridad Social».