La Audiencia Nacional (AN) estudia este martes la extradición a Bosnia Herzegovina de Ado A., un supuesto miembro de la brigada Knez Domagoj reclamado por el país como presunto autor de crímenes de guerra durante el conflicto que se desarrolló entre 1992 y 1995.
En su escrito, la Fiscalía se opone a su entrega a Bosnia Herzegovina señalando que han transcurrido «más de 20 años desde que ocurrieron los hechos», por lo que el delito de homicidio en grado de tentativa que se le imputa habría prescrito.
Según el Ministerio Público, tampoco procede la entrega por el delito de crímenes contra personas protegidas en caso de conflicto armado al no estar en vigor en el momento de comisión de los hechos. Por todo ello, el fiscal solicita la libertad del reclamado con la obligación de comparecer ante el tribunal cuando sea llamado.
En la solicitud de extradición se señala a Ado A. como miembro de la brigada Knez Domagoj «durante la guerra en Bosnia y Herzegovina entre el Consejo de Defensa de Croacia y el Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina».
Como tal, según el país reclamante, «ejercía funciones de guardián en el campo de concentración de Babela«. «En un día no especificado del mes de octubre de 1993», Ado habría sacado del hangar a uno de los reclusos, «llevándolo a otro» lugar «donde, juntó a otros dos individuos le ordenaron que se desnudara buscando dinero entre su ropa y golpeándole en la cabeza con el mango de una pistola».
«El reclamado dio un puñetazo en la mandíbula de la víctima rompiéndole varios dientes cayendo ésta al suelo donde entre los tres individuos le dieron patadas en los brazos, costillas, espalda y piernas durante varios minutos, golpeándole en la cabeza y cara con una barra de plástico de unos 10 a 80 cm de largo», recoge el escrito de Fiscalía.
«Como resultado de los golpes», detalla el mismo, «la víctima no podía levantarse, por lo que fue arrastrado a un bosque a unos 40 metros de distancia con el fin de deshacerse de él rápidamente».
En ese lugar, y sin que llegasen a terminar «con su vida», la víctima «empujó al reclamado y logró escapar a través del campo minado, llegando a la cerca de alambre del campo de concentración y deslizándose a través del alambre consiguió esconderse en el bosque» y consiguió huir.
A la carrera llegó a Meurgorje, en concreto a la sede del batallón español de UNPROFOR, donde «cayó inconsciente debido a los golpes y malos tratos sufridos, presentando secuelas en la actualidad a consecuencia de los mismos».