La pantalla es una de las partes que más sufren del smartphone y al mismo tiempo es uno de los elementos más imprescindibles, especialmente ahora que el uso es 100% táctil. Precisamente por ello es una parte muy sensible y está expuesta al contacto diario. Además, para mejorar el confort visual de los usuarios, las pantallas tienen un tamaño cada vez mayor, lo que significa que también aumenta la superficie en riesgo de recibir impactos.
UN PEQUEÑO IMPACTO PUEDE ESTALLAR LA PANTALLA
Por otra parte, los móviles, al ser un objeto cotidiano y de uso continuado, es bastante difícil que no se nos caiga en algún momento o que no se golpee de forma accidental. Algunos modelos tienen unas pantallas más resistentes, pero muchas otras estallan y se agrietan con pequeño impacto. Cuando esto ocurre, el disgusto suele ser grande. Si hay suerte, podemos seguir usando el móvil aun con la incomodidad de una pantalla que apenas se ve, pero tarde o temprano habrá que tomar una decisión.
