Son los que darán más cuerpo a la manifestación del próximo 5 de febrero, pero no son los únicos que se verán afectados por una ley hecha a ojos de muchos con «muy poco tacto» y en base a «clichés», tal y como relatan algunos de los futuros participantes. Los cazadores se manifestarán en contra de la Ley de Bienestar Animal de Sergio García Torres, pero hay otros colectivos que verán cómo su modo de vida se va al traste y no tendrán la atención o el protagonismo que merecen. Desde luego, ir en contra de una norma con este nombre ya es difícil, pero la ley esconde algunas medidas polémicas que dejarán «en la calle» a más de uno.
El punto de encuentro será en la calle Alcalá. Al mediodía (12,30) se iniciará una protesta que recorrerá varias calles hasta la Plaza de las Cortes. Todos los futuros asistentes están excitados con la idea de poder demostrar los puntos donde la ley elaborada por un dirigente de Unidas Podemos hace aguas. El problema es que los cazadores se llevarán todos los focos. Y las asociaciones de caza lo saben. El problema que quiere solucionar este grupo está relacionado con que la nueva definición de maltrato incluye a los perros de caza y acabaría técnicamente con las rehalas y con cualquier perro utilizado para este fin. Sin embargo, los propietarios de tiendas de animales (incluidas las de animales exóticos criados en cautividad) se verán abocados al cierre si esta ley entra en vigor.
El problema de que sean los cazadores los que se lleven los focos no deja de ser la invisibilización de un colectivo que lleva décadas viviendo de la compra-venta de animales exóticos u otro tipo de mascotas y todo lo que deriva de su cuidado (alimento, instalaciones, etc). Los cazadores aman su autodenominado por ellos «deporte» y lo justifican alegando la «vida» que da al medio rural. El PSOE empatiza con este grupo y es cierto que son los que más han conseguido: para empezar, que el ministro de Agricultura, Luis Planas, se plante para que excluyan a los perros de caza de esta norma (razón por la que habrá estos días otra protesta animalista para que se les incluya).
La protesta busca frenar una norma que ha tomado medidas en base a «clichés ideológicos», según detallan futuros asistentes a la manifestación, y que con estas reformas de brocha gorda acabarán con el sustento de familias que llevan décadas viviendo de quienes se compraban sus mascotas. Esto sin entrar en el concepto de criador y en las trabas que pondrá el Gobierno si sale adelante esta norma para poder tener crías de cualquier especie. Lejos del debate y de si quienes crían animales exóticos son «conservacionistas» o directamente atentan contra el sentido común, algo que deslizan desde los grupos animalistas, lo cierto es que esta ley amenaza el sustento de familias.
Los cazadores se han sumado a la protesta porque tienen sus propias reivindicaciones que poco tienen que ver con las de quienes viven de esto. Par ellos es el deporte y es el poder utilizar a los perros de caza como consideren, pero los propietarios de tiendas de animales (la mayoría biólogos o veterinarios) viven un auténtico drama silenciado que nadie en Podemos ha tenido en cuenta (ni intención que tienen). La protesta del próximo 5 de febrero contará con la presencia de los dos colectivos. El de cazadores le dará fuerza y titulares, pero como la idea de Planas se mantenga, lo cierto es que el grupo de propietarios y de criadores de animales en cautividad se quedará solo e invisibilizado. Sergio García Torres, director de Derechos de los Animales, bastante tiene con haber sacado adelante una ley en todo lo que va de legislatura. No se le conoce otra actividad de forma oficial.