El Ayuntamiento de Madrid tiene claro que la contaminación se frena quitándote dinero. Cuando los niveles de CO2 son superiores a los estándares, siempre se toman medidas para intentar que haya menos coches en el centro de la ciudad. Sin embargo, Madrid parece que se ha venido arriba convirtiéndose en un parking del barrio Salamanca dado que la zona SER (Servicio de Estacionamiento Regulado) es mucho más cara que hace unos días. Concretamente, los coches con etiqueta C pagarán un 60% más y los que tengan etiqueta B pagarán hasta un 140% más. Vamos, que te sale más barato aparcar en un parking privado que dejar el coche en la calle. Y esto es una medida de Manuela Carmena que José Luis Martínez Almeida ha asumido con alegría.
Los coches diésel más antiguos que puedan entrar en Madrid porque tengan etiqueta B directamente tendrán que pagar hasta 20 euros por estar cuatro horas. Los que tengan etiqueta C se irán a 13 euros. Y todo esto porque el cambio climático y la calidad del aire en la capital depende de que pagues más. Por supuesto, la idea del Ayuntamiento de la capital es que los que están fuera no vengan en coche a la capital. Sin embargo, no es que hayan hecho un ejercicio de marketing potente. Directamente te levantas con esta alerta y te cobran tres veces más de media por aparcar tu coche. Desde luego, la contaminación hace el agosto del Consistorio en la zona SER. Y cuando se le suma que las zonas verdes cada vez se apoderan más de Madrid, mejor resultado.
La medida es sangrante para el bolsillo porque literalmente convierte todo Madrid en un macroparking del barrio de Salamanca, como poco. La buena noticia es que no tiene columnas cada metro y medio, pero lo cierto es que no es que sea una medida que se pueda desprender de su afán recaudatorio. Dicen que es disuasoria, pero nada más lejos de la realidad. Borja Carabante, concejal de Medio Ambiente y Movilidad, se ha quedado esta medida de Carmena porque ayuda mucho a cuadrar las cuentas. La zona SER estos días con falta de lluvias es mucho más cara, así que hay que tener cuidado. Concretamente, los diésel más antiguos pagarán un impuesto revolucionario hasta un 140% más caro que lo normal. Recargo, dicen.
Las quejas no solo vienen por parte de los usuarios, sino también de los propios madrileños que se mueven en coche privado. La idea que tiene el Consistorio de Madrid desde hace tiempo es la de vetar cada vez más el uso del vehículo privado, algo que va en consonancia con la iniciativa del Gobierno. El uso del coche en una ciudad está completamente penalizado, pero tampoco es que se estén buscando demasiadas alternativas para quienes trabajan en la capital y viven lejos.
Sobre los parking disuasorios tampoco hay más noticias. Se habló en su momento en campaña electoral de que se construirían algunos, pero nada más lejos de la realidad: esas estructuras se han quedado a medias o directamente no se han construido. Que Almeida haya comprado el discurso de Manuela Carmena y haya dejado intactas todas sus medidas tiene que ver mucho con la multa que le viene de Bruselas. No es el dinero, pero fuentes del Consistorio dejan claro que el desprestigio que supone que Bruselas te imponga una multa por contaminación es lo suficientemente importante como para quedarse en modo eco, que básicamente es dinero. No hay visos de que el Consistorio vaya a alterar lo más mínimo su política medioambiental ni que vaya a sacar adelante nuevas medidas que faciliten la movilidad. Carabante tiene claro que no cambiará ni un poco esa política.