Macarena Olona quiere ir a la guerra, pero con «cuidadito». Sabe que un enfrentamiento abierto entre Vox y ella misma sería lo suficientemente sangriento como para acabar con las dos partes besando la lona. Con este cuadro, Olona solo ha dado un toque de atención a la formación dejándoles claro que puede hundirles siempre que quiera. La Fundación Disenso y El Yunque son las nuevas claves, según la exdiputada del Congreso, que podrían dejar más que tocado al partido de Santiago Abascal. Se hablaron de facciones internas, de los problemas que generó Javier Ortega Smith y de otros asuntos. Pero Olona busca que sean los periodistas o la propia Justicia la que por su cuenta y riesgo empiece a investigar la financiación de esta fundación de Vox y los lazos que pueda tener el partido con esta «secta» llamada El Yunque que no deja de ser un grupo ultracatólico y radical con inclinaciones políticas muy extremistas.
La entrevista de Jordi Évole a Macarena Olona no fue especialmente esclarecedora, pero sí que dejó algunas claves encima de la mesa. Empezando por Españabola, el grupo de Telegram ultra en el que amenazaron a Macarena Olona y sobre el que hay sospechas de que podría estar dirigido presuntamente por la mano derecha del secretario general de Vox, Ignacio Garriga. Entre esto, las imágenes de Hitler y los mensajes lanzados en referencia a El Yunque, la «secta» ultracatólica que busca acabar con el reinado de Satanás en el mundo, quedó una imagen de Vox más que polémica, si es que no lo era aún. Fuentes de Vox, sin embargo, entienden que Macarena Olona, al igual que hizo Iván Redondo, no salió reforzada de la entrevista con Jordi Évole. De hecho, hubo más efectos negativos, a sus ojos, para la propia excandidata de Andalucía que para el partido. «Parece una loca», detalla un dirigente de la formación.
Pese a que la financiación del futuro partido de Macarena Olona también está en entredicho (y vigilado por Vox), lo cierto es que la Fundación Disenso y los cuatro millones de euros que han sido trasvasados a la misma son uno de los puntos a investigar, según la exdiputada. También señaló, además de la financiación de la Fundación Disenso, a la mano derecha de Ignacio Garriga por organizar presuntamente grupos de Telegram repletos de neonazis y de ultras en los que no solo se comparten imágenes constitutivas de delito, sino que también se empujó a que estos «chavales universitarios», como los calificó un diputado de Vox, amenazaran presuntamente a Olona.
El punto más polémico quizá está en esa idea tan peligrosa de que hay una «secta» detrás de Vox que toma las decisiones más relevantes en el partido. El Yunque no es precisamente un grupo de papiroflexia. La realidad es que Macarena Olona también lanzó más de un dardo a la idea de que este grupo toma decisiones ideológicas que condicionan el partido a todos los niveles y que refuerza la idea de que quien manda en Vox no es ni Santiago Abascal ni Iván Espinosa de los Monteros, sino una entidad externa que se toma el lujo de presionar incluso a obligar a las mujeres de Castilla y León a que escuchen el latido del feto antes de interrumpir su embarazo.
La idea de Olona, según cuentan fuentes de su entorno, era la de lanzar un mensaje en forma de advertencia a Vox que dijera «sé dónde tenéis los puntos débiles y puedo explotarlo», pero solo para que dejen de hostigarla para que no se presente a las elecciones. El problema es que la imagen que lanzó a los medios no fue precisamente la que quería dar. Desde Vox parecen estar tranquilos. Fuentes del partido dejan claro a MONCLOA.com que pensaban que la entrevista sería mucho peor de lo que fue, aunque aún no se haya declarado la guerra entre Olona y la formación de extrema derecha.