En Vox hay dos facciones. Una más falangista y otra más liberal. En un principio, era ese bando capitalista radical el que cogió posiciones con Iván Espinosa de los Monteros liderando la facción, pero eso ha cambiado. El último trabajo de Espinosa de los Monteros, de hecho, fue el de decapitar el bando falangista apartando a Javier Ortega Smith de cualquier capacidad de mando del partido, pero ya hay un nuevo sustituto que ha resultado inesperado para más de uno. El nuevo referente en este ala es el eurodiputado Jorge Buxadé, quien tiene como hombre de paja a Ignacio Garriga, nuevo secretario general de Vox y quien ha tomado las decisiones más polémicas de los últimos meses, como ha sido la persecución de Macarena Olona o el entierro del discurso liberal más extremista de Espinosa de los Monteros.
Buxadé es el único que salió ante los medios a hacer alguna mención de la entrevista de Macarena Olona con Jordi Évole. Pero el trasfondo de este discurso tiene mucha más enjundia de la que aparenta. Iván Espinosa de los Monteros está desaparecido y enterrado por las decisiones de echar y apartar a Macarena Olona o de colocar a su pareja, Rocío Monasterio, como candidata en la Comunidad de Madrid. No es que haya un enfrentamiento directo entre Espinosa de los Monteros y Buxadé, pero sí que el segundo se ha convertido en el verdadero portavoz de Vox ante un Santiago Abascal tachado de «poco propenso al trabajo» desde el propio partido. La situación en Vox es compleja por una sencilla razón: echar a Ortega Smith no ha calmado la agresividad del ala falangista.
Ahora no solo está en entredicho el propio partido, a la baja en las encuestas, sino que se vive un enfrentamiento interno que gana claramente el ala que lideraba Ortega Smith, pese a haber sido apartado recientemente y pese a mantener una pésima relación con los dirigentes de Vox. Garriga es la mano ejecutora de algunas cuestiones de gestión interna; como secretario general es quien se encarga de mantener lo mejor que puede el orden interno, aunque para ello tenga que tirar de su mano derecha para cuestiones poco loables, aunque siempre es una acusación presunta en boca de Macarena Olona. El problema es que fuentes del entorno de Olona aclaran que quien dio la orden de «perseguirla» con foros como Españabola no fue Garriga, sino que fue Buxadé.
Ya es conocido en Vox el hecho de que existen dos facciones y que una de ellas, la más liberal desde el punto de vista económico, está en retroceso porque Iván Espinosa de los Monteros ha perdido credibilidad. Vox no pasa por su mejor momento a nivel electoral, pero esta situación de crisis le ha venido muy bien a perfiles como el de Buxadé para coger capacidad de mando en el partido de extrema derecha.
Buxadé e Ignacio Garriga han ocupado el espacio que ha dejado Ortga Smith. La novedad es que ellos también ayudaron a la caída de un político que no soportaba la idea de que la popularidad se la llevara otro. La revolución interna no ha sido solo en clave del choque entre los liberales y los falangistas, sino que también han aprovechado en el ala más dura de Vox para quitarse de encima a uno de los líderes más duros e incómodos de la formación. En Vox no quieren a Ortega Smith, pero está en manos de el ala falangista que ha conseguido quitarse de en medio incluso a Iván Espinosa de los Monteros.