Feijoo venga la ‘traición’ de Cuca Gamarra y le quita competencias como secretaria general

El Partido Popular no olvida los Whatsapp a Pablo Casado en plena guerra contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todos los que animaron a Casado para después darle la puñalada por la espalda ahora forman parte de la ejecutiva del partido. El problema es que hay algunos que ostentan cargos muy relevantes como Cuca Gamarra, secretaria general del PP, que han perdido aún más la confianza de los que ahora gestionan el partido. Si antes ya tenían una agenda separada y Alberto Núñez Feijoo utilizaba a Cuca Gamarra como «embajadora» para que fuera a los actos a los que no quería ir, ahora directamente vuela por libre y la comunicación entre los dos está prácticamente rota.

Cuca Gamarra gustaba en el Congreso de los Diputados porque daba oportunidades a otras voces para que se lucieran; algo que nunca hizo la obsesa del protagonismo Cayetana Álvarez de Toledo. La secretaria general del PP no goza de la confianza del «clan gallego» que ahora tiene el control absoluto de la formación. Al principio la utilizaron para dar otra imagen en el partido y para que visitara en representación del grupo a todos los eventos políticos a los que Feijoo no quería ir. No es que el presidente del PP tuviera ganas de que Cuca Gamarra fuera su «embajadora», pero sí que le venía bien la idea de tener a alguien «original» del partido que no fuera gallego que diera una imagen algo más abierta del partido. Si por Feijoo hubiera sido, todos los integrantes de la ejecutiva serían gallegos sin excepción.

Cuca Gamarra está en el mismo saco que el resto de populares del entorno de Pablo Casado que le animaron en su guerra contra Ayuso y que le apuñalaron tan pronto le vieron flojear. Está con Javier Maroto, con Andrea Levy y con alguna que otra dirigente popular como la exministra Dolors Montserrat. El problema es que Cuca Gamarra tiene una posición especialmente elevada dentro del partido como para quitarle el ojo. Feijoo no quiere convertir el PP en Puerto Hurraco en pleno año electoral ni quiere escenificar una guerra interna repleta de represalias de una forma tan burda y evidente, pero sí que ha decidido marginar a Cuca Gamarra de la toma de decisiones, al igual que ha hecho con todos los palmeros de Casado que ahora han conseguido mantenerse a flote en Génova.

Las filtraciones se sabe de dónde vienen. No es que el secretario general más impopular del PP haya sido precisamente discreto, tal y como detallan fuentes del partido a MONCLOA.com. El problema es que han afectado de forma especialmente negativa a quienes no parecen tener una integridad política demasiado evidente. Hay dudas incluso sobre si puede ser otro dirigente leal a Casado como Pablo Montesinos, pero lo cierto es que sea quien sea ha conseguido el efecto deseado sobre los que están cuestionados. Ahora mismo, todos los que escribieron palabras de ánimo a Pablo Casado están en el punto de mira. No porque les vayan a echar del partido, sino porque les han marginado tanto como a Cuca Gamarra.

Cuca Gamarra seguirá acudiendo a los actos que Feijoo no quiera. Seguirá ejerciendo labores cosméticas en el partido pero seguirá sin tener voz a la hora de tomar decisiones de algún tipo. La secretaria general del PP nunca había tenido tan poco poder precisamente porque el antiguo secretario general así lo ha querido. A los casadistas les revuelve el estómago ver a sus traidores en posiciones altas. Pero el clan gallego no ha perdonado esto y les tiene en una cuarentena que llama la atención a más de uno.