Reyes Maroto se enfrenta a Santos Cerdán porque no le deja meter mano en la lista del PSOE de Madrid

La candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, María Reyes Maroto, ha conseguido chocar con Santos Cerdán en un tiempo récord. Enfadarte con el secretario de Organización del PSOE es como la varicela, tarde o temprano todos los socialistas pasan por ello, pero lo cierto es que la ministra de Industria lo ha hecho en apenas dos días de discusiones por las listas electorales. La situación es relativamente tensa en Ferraz porque Santos Cerdán, siguiendo las órdenes de Moncloa, quiere colocar a sus propios monchitos en Madrid mientras Reyes Maroto se resiste a que «vagos», tal y como le denominan todos los socialistas preguntados por este medio, como Dani Viondi sean colocados en el número dos de la lista como gracia divina (Pedro Sánchez). Reyes Maroto ha conseguido imponerse en algunos puntos, pero no en todos.

Santos Cerdán ejerce del nuevo Iván Redondo en Madrid. La obsesión de Ferraz por controlar las listas que se presentan a las elecciones (ya sea Comunidad de Madrid o el Ayuntamiento) ha hartado a más de un socialista madrileño porque ven que les siguen tratando como si no fueran capaces de hacer las cosas bien. Si a esto le añadimos la sensación de que siempre que Ferraz ha metido mano, los resultados han ido a peor, el crisol que hay en Madrid es claro. Ahora ha sido la propia ministra de Industria, Comercio y Turismo la que ha dado un golpe encima de la mesa ante la constante pretensión de Santos Cerdán de colocar a los amigos de Sánchez. Lo de Dani Viondi, diputado, ha clamado al cielo dado que solo tiene la «amistad» del presidente del Gobierno porque fue uno de los pocos que le apoyaron cuando el líder socialista fue atacado por Susana Díaz, expresidenta de Andalucía.

Reyes Maroto ha contraatacado con filtraciones a través de su jefe de prensa, bien relacionado con algunos medios a nivel personal, con nuevas listas y ha intentado presionar a Ferraz para que no le coloquen a monchitos como Viondi que solo ha traído problemas a la par que risas al PSOE. Por supuesto, Juan Lobato no se ha pronunciado porque ese fue el pacto al que llegó: no molestaría en decisiones cruciales en Madrid a cambio de que le dejaran su candidatura a la Comunidad de Madrid (por muy envenenada que esté). La ministra de Industria, Comercio y Turismo también tiene aires de grandeza al aterrizar en Madrid y le cuesta asumir que alguien como Santos Cerdán le diga lo que tiene que hacer. Al menos ha conseguido empujar atrás de las listas a un Viondi que ha dejado en shock a medio partido por su trayectoria (no ha trabajado en el sector privado en su vida y siempre ha tenido acomodo en lo público).

El PSOE ha tenido muchas reuniones para determinar dónde va quién. La «extorsión» política de Enma López ha dado sus frutos y nadie cuestiona si irá de tres o de cuatro. Dependiendo de las listas cremallera, todo está por ver. Pero hay otros nombres que Reyes Maroto ha querido poner encima de la mesa y que no han dado nada de sí. Todo porque Santos Cerdán se opone de frente a la idea de que la ministra urda la lista como ella quiera. Todo sigue teledirigido desde Moncloa a través de Ferraz y el enfado se ha dejado notar por mucho que al final se ha llegado a un acuerdo impuesto por lo que tienen la batuta de mando.

El caso de Daniel Viondi ha dejado perplejos a los socialistas. Que se impusiera como número dos a un personaje como este diputado que lleva más de veinte años viviendo de la política y que no goza del respeto de absolutamente nadie de entre sus compañeros ha sido la gota que ha colmado el vaso de una Reyes Maroto que quiere tener algo de libertad para poder poner en marcha su proyecto político (por mucho que lo haga a través de los lazos personales de su jefe de prensa). El enfrentamiento está ahí, pero Reyes Maroto al final ha cedido en lo más gordo frente a Santos Cerdán porque al final el presidente del Gobierno es quien tiene la última palabra. Nunca antes el PSOE había estado tan falto de contrapesos, pero el «sanchismo» se ha impuesto una vez más en la capital. Ahora solo queda esperar a ver qué resultados se dejan ver.