Las Fallas de Valencia: mucho más que cartón piedra

Empieza el mes de marzo y, con él, Valencia empieza a oler a pólvora, flores y buñuelos. La ciudad se prepara para unas Fallas que se prevén a pleno rendimiento y cuyos monumentos, como cada año, regalarán grandes historias.

El día grande de las fiestas de Las Fallas en Valencia es también el último: el 19 de marzo, día de “la cremà”, cuando se queman los monumentos falleros. Este año, el día de San José, que es a veces festivo en diferentes Comunidades Autónomas, cae en domingo. En la mayoría de regiones del territorio español, incluida la Comunidad Valenciana, se ha decidido no trasladar el festivo al lunes. En todas, menos en una: la Comunidad de Madrid.

Siendo las fiestas en fin de semana y con el lunes festivo en Madrid, se espera que Valencia se llene de visitantes de la capital. Las Fallas siempre han sido una época perfecta para visitar la capital del Turia desde Madrid, pero, ahora, con la introducción de las líneas ‘low cost’ de la alta velocidad, todavía con más motivo. Para esta edición, además del ‘low cost’ de Renfe que empezó a operar el año pasado, están disponibles también los trenes de la compañía francesa Ouigo y la primera compañía española de alta velocidad privada, Iryo. Se amplía así la posibilidad de viajar de una ciudad a otra en apenas dos horas y a precios realmente económicos.

El sector hostelero en la ciudad de Valencia espera una ocupación cercana al 90% y prevé unas Fallas 2023 casi históricas, similares a las de 2019, cuando la ciudad recibió cerca de un millón de visitantes.

Muchos de esos visitantes es posible que admirasen los monumentos falleros sin saber todo lo que realmente entrañan estas centenarias fiestas que han sido declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

ORÍGENES DE LAS FALLAS

Cuando hablamos de Fallas, nos referimos a la celebración que toma su nombre de los monumentos formados por muñecos (ninots) de madera, cartón piedra u otro material fácilmente combustible, ya que su destino final es acabar siendo devorados por las llamas en la noche del día 19 de marzo.

Una de las curiosidades menos conocidas de las Fallas (del latín facula, “antorcha”) es precisamente su origen. Las primeras referencias documentadas datan del siglo XVIII, aunque se cree que la tradición venía de antes. La versión más conocida es que los carpinteros solían deshacerse de los trozos de madera que no podían aprovechar haciendo una hoguera en el día de San José, que es su patrón.

Esta hipótesis cobra todavía más sentido si tenemos en cuenta que, en muchos puntos de la Comunidad Valenciana, es muy habitual honrar al patrón con hogueras (dicen que el fuego es purificador); desde las Hogueras de San Juan en Alicante a las que hacen en múltiples poblaciones valencianas por Sant Antoni Abat.

Con el tiempo, a la tradición de los carpinteros se unirían sus vecinos, que aprovechaban para tirar sus trastos viejos. Este día de “limpieza” fue cobrando poco a poco un carácter reivindicativo, siempre desde la celebración y el humor, una costumbre que perdura en nuestros días.

Fallas de Valencia

LA SÁTIRA, EN EL CORAZÓN DE LAS FALLAS

La sátira es, según la definición de la Real Academia Española, un “discurso o dicho agudo, picante y mordaz” cuyo fin es criticar o llamar la atención sobre algo. La crítica a través del humor es una fórmula universal, y la tradición satírica es una de las más presentes en la Historia de la literatura, desde las Sátiras del poeta romano Horacio hasta los actuales monólogos del cómico británico Ricky Gervais.

En el caso de las Fallas, esta tradición estaría emparentada con la de otros lugares de Europa, donde también se utilizaba el humor para señalar los problemas de la sociedad. Hay que pensar que esta celebración se da justo antes de Semana Santa, igual que el Carnaval; de todos son conocidas las chirigotas del Carnaval de Cádiz, que beben de la misma tradición.

En un principio, las representaciones o carteles que se incluían en las fallas hacían referencia a problemas del barrio o la localidad concreta. Con el desarrollo de las comunicaciones y la globalización, se han ido ampliando las referencias y ahora en las Fallas ya no queda títere sin cabeza. Cualquier asunto imaginable es susceptible de aparecer caricaturizado en forma de ninot.

En los últimos tiempos, la sátira más pura se ha ido rebajando y el tono es bastante más suave de lo que era en su origen, ya que cada vez se le da más valor a la parte artística del monumento. Aun así, merece la pena fijarse en esas figuras más pequeñas que se ponen a los pies de la falla y que seguro que nos sacarán más de una sonrisa.