El problema es sencillo de entender. Pilar Llop se comprometió por escrito con los letrados a subirles el sueldo, pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le paró los pies y le dijo que no había presupuesto para ese compromiso. Ahora la ministra de Justicia tiene que hacer frente a una huelga de letrados que está paralizando gran parte de los juicios y que se ha enquistado más de la cuenta. Como Llop no se ha visto con ganas de salir al atril a explicar cómo va a solucionar esto, ha sido el secretario de Estado de Justicia, Antonio Julián Rodríguez Esquerdo, el que ha dado los visos de una posible e hipotética solución en la que básicamente apunta a que los letrados son prescindibles y aclara que sus funciones las podrían realizar otros funcionarios.
Pilar Llop sigue encerrada en su despacho y solo ha aparecido de forma esporádica en el Congreso de los Diputados para no decir nada ni subirse al atril. Todo en un contexto en el que los juicios se están suspendiendo de forma sistemática por una huelga de letrados que nadie en el ministerio sabe cómo afrontar. El secretario de Estado de Justicia, Antonio Julián Rodríguez Esquerdo, solo ha conseguido incendiar aún más los ánimos de este colectivo al decir que básicamente sus funciones las puede hacer cualquier otro funcionario porque no son relevantes. Este mensaje que ha dejado caer en una entrevista en el diario El País ha sentado mal en el seno de los letrados hasta el punto que ha conseguido incendiar más la imagen de Llop.
La ministra de Justicia, Pilar Llop, tuvo un problema y ahora no sabe cómo salir de él. Su jefe de gabinete sigue encerrándola en el despacho porque básicamente ha llegado a un punto muerto del que no sabe cómo salir. La ministra se comprometió por escrito con los letrados a subirles el salario, además de otras cuestiones, pero al final se ha demostrado que no solo no tenía competencias para comprometerse a ello, sino que además no sabe cómo convencer a los letrados de que dejen la huelga para quitar el colapso de los juzgados. Pilar Llop ya tenía el San Benito de haber dejado ciego al Gobierno en los temas de justicia, pero ha conseguido básicamente paralizar el normal funcionamiento de los juzgados.
Antonio Julián Rodríguez Esquerdo no ha ayudado nada con sus palabras y su entrevista. El secretario de Estado de Justicia ha seguido la línea de Llop y ha buscado aún más la confrontación con los letrados porque la única forma que tienen de salir de este embrollo es básicamente subirles el sueldo. El Gobierno, o al menos el Ministerio de Justicia, está explorando la forma de subsanar de forma rápida el problema de la suspensión de juicios dando las competencias de los letrados a otros funcionarios que también paseen por la administración. Esta solución temporal (o definitiva) es vista por parte de los letrados como otra chapuza encabezada por Pilar Llop. Aun así, hay voces que creen que Antonio Julián Rodríguez Esquerdo se ha venido arriba.
La otra lectura que se ha hecho desde el Gobierno es que Pilar Llop sigue obsesionada con estar encerrada en su despacho. Que en una crisis de estas dimensiones tenga que ser su número dos el que salga a dar la cara en una entrevista en El País deja claro que la estrategia del jefe de gabinete de Llop de encerrarla y no exponerla a los medios de comunicación sigue muy vigente en el ministerio. Aún así, la salida de Antonio Julián Rodríguez Esquerdo no solo no ha ayudado, sino que ha enquitado aún más el problema porque no ha estado precisamente acertado en sus declaraciones si tenemos en cuenta que la idea inicial era rebajar la tensión y encauzar por el buen camino el problema.
La ministra de Justicia tiene dos méritos. Ha dejado ciego al Gobierno en todos los asuntos relacionados co el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Cuando Carlos Lesmes dimitió ese domingo por la tarde, nadie en Moncloa se esperó el golpe y culparon directamente a Llop hasta el punto que la ministra se «vengó» del Consejo clausurando una entrega de medallas. Pero a todo esto y a la incapacidad de Llop de tender puentes entre el Gobierno y el CGPJ hay que sumarle que ahora la huelga de letrados se le ha echado encima como un torbellino y no ha sido capaz de reaccionar hasta el punto de que no se dejan de suspender juicios.