Podemos mete el dedo en la llaga contra los «desaciertos» de Pilar Llop

Pese a los esfuerzos de Pedro Sánchez por hacer creer que dentro de su gabinete reina la armonía, tras toda la polémica que se ha desatado con Podemos por las consecuencias que ha traído la aplicación de la Ley del solo sí es sí, la tensión de la última semana entre el ala podemita y el ala socialista ha desencadenado la huida hacia adelante contra la ministra de Justicia Pilar Llop.

El partido morado se ha agarrado de las declaraciones que ofreció Llop en una entrevista de radio, donde aseguró que con una herida era sencillo probar la violencia, en los casos de abuso sexual, por lo saltaron desde el grupo dirigido por Ione Belarra a cargar contra la ministra de Justicia y se crearon una campaña con el lema de «Hermana, con o sin herida, yo sí te creo», haciendo una clara alusión a las palabras que soltó la ministra de Justicia en la radio.

En un video de un poco más de tres minutos, Podemos intenta hacer una retrospectiva de los «logros» que han alcanzado con el feminismo, para destacar que la reforma que están planteando desde el PSOE sería un retroceso en lo que han conquistado, a pesar de que tras la implementación de este texto legal, que ha sido utilizado como bandera feminista de Irene Montero y sus seguidoras y que ha beneficiado a más de 400 agresores sexuales que han visto disminuida sus penas o han salido en libertad, gracias a la ley.

El Gobierno de Pedro Sánchez está dividido entre quienes están consientes de las fallas de la Ley del solo sí es sí y de sus consecuencias, y quienes apoyas a Irene Montero, a pesar del escándalo, y aunque el propio presidente ha salido a reconocer los fallos, por lo que muchos creen que la única sacrificada de toda esta coyuntura será la ministra de Justicia, porque el presidente de Gobierno no se atreve a sacar a Irene Montero del Ministerio de Igualdad y la titular de ese despacho no tiene la más mínima intención de dimitir, pues sabe que permanecer allí le da una gran influencia política, que bajo ningún concepto está dispuesta a perder.

Llop hizo un poco de mea culpa en la sesión de control del Gobierno que se celebró el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados y asumió personalmente los efectos «gravísimos» que ha tenido la Ley, mientras que Pedro Sánchez reconoció que su aplicación ha tenido efectos indeseables y que se quedaba corto al calificarlo de esta manera.

Sin embargo, en Podemos huyen hacia adelante y se enfrascan en no reconocer los fallos y acrecentar la fricción dentro del Gobierno, a pesar de que Pedro Sánchez ha descartado que haya una crisis dentro de la coalición, debido a la iniciativa del PSOE de presentar en solitario la reforma de la Ley del solo sí es sí.

Esta situación tendría a Sánchez alterado, debido a que él se empeña en que sus ministros comprendan que deben dar la imagen de que todo dentro del Ejecutivo funciona a la perfección y que la coalición está más sólida que nunca, pero Podemos se encarga de ponerle pólvora al asunto y el PSOE puja para quitarse el lastre del partido morado, de cara a las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán en mayo.

Desde Ferraz intentan hacerle entender a Sánchez el daño que le puede hacer al PSOE el hecho de seguir arrastrando los berrinches de Irene Montero y toda la gente de Podemos, que se alinean para defender la Ley del solo sí es sí, sin reconocer los efectos que está teniendo su aplicación, y por el contrario, atribuyen lo que está ocurriendo al supuesto machismo de los jueces que aplican la ley.

Para Podemos, la piedra angular de esta nueva etapa del conflicto de las consecuencias de la aplicación de la Ley del solo sí es sí está afincada en el tema del consentimiento y la carga probatoria sobre las víctimas de agresión sexual, por lo que las palabras de Pilar Llop le han dado una nueva excusa para continuar con la confrontación contra todo aquel que se atreva a reconocer que fue una ley con fallas desde el principio y que pese a las advertencias que se habían hecho, el Gobierno decidió sacarla adelante para complacer a Irene Montero en su empeño de venderse como la máxima figura del feminismo en España.