Los vocales progresistas están recibiendo presiones por parte de Moncloa porque el PSOE ha visto la posibilidad de renovar el Consejo General del Poder Judicial. La primera piedra la ha puesto la vocal Concepción Sáez poniendo en un auténtico aprieto al resto de compañeros con su dimisión. Ahora, el resto de vocales se ha visto en la tesitura doble de lidiar con las presiones de Moncloa para que hagan lo mismo y con la complicación de vender la imagen de que ellos también quieren la renovación del CGPJ. El problema es que este grupo se resiste a renunciar a sus condiciones salariales, que rozan con los 8.000 euros netos al mes, por lo intereses de un PSOE que ya ha encarado las elecciones.
El PSOE ya había renunciado a la posibilidad de renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) porque entendían que el Partido Popular no iba a ceder en este asunto dado que estamos en periodo electoral. Sin embargo, la dimisión de Concepción Sáez ha abierto una puerta que Moncloa no ha querido desaprovechar. Por supuesto, ha sido Félix Bolaños el encargado de organizar estas presiones a los vocales progresistas para intentar forzar la renovación. El problema es que estos vocales no tienen ninguna intención de dimitir por los intereses de un partido que no reconocen. El que el CGPJ lleve en funciones desde diciembre de 2018 no ha sido un problema para los vocales que se han quedado por una simple razón: no se vive nada mal con 8.000 euros netos, aproximadamente, al mes.
El PSOE presiona, pero los vocales no han hecho más que buscar la forma de lavar la imagen de cara a la galería para luego no hacer nada. Todo ha sido estético. Los socialistas, al menos fuentes de Ferraz, así lo ven. Por no hablar de que reconocen abiertamente que estos vocales nunca tuvieron una intención real de dimitir en bloque para forzar una renovación que solo beneficiaría al PSOE de Pedro Sánchez. El problema, según entienden desde Ferraz, es que estos vocales nunca han ido de la mano de los intereses del partido. Son lo suficientemente independientes como para elegir su salario extraordinario antes que los intereses de partido. El resto ha sido solo trabajo de marketing para vender que ellos también están comprometidos con una renovación que en el fondo ningún vocal quiere.
Las condiciones de un vocal no son precisamente malas. Y de hecho, la mayoría de los que ahora están en Consejo están completamente acordes con la situación dado que han vivido con estas condiciones extraordinarias durante más de cuatro años. Renunciar a ellas por unos intereses de partido que ni siquiera garantizan que se vaya a ejecutar dicha renovación no es algo que entre en los planes de los vocales, pero sí que quieren cuidar la imagen de cara a la galería y han montado este «evento» o esta «reunión» en la que debatirían si dimitir en bloque. Pero hasta ahora no hay noticias. El compromiso de estos vocales consigo mismos parece haber pesado más que los intereses de un PSOE completamente desesperado por renovar el CGPJ antes de que se celebren las elecciones. Los socialistas saben que si pasan las generales, el peso que tendrán para negociar la renovación será menor. Y por mucho que haya sido una jugada sucia por parte del PP de Pablo Casado y perpetuado por Alberto Núñez Feijoo, quienes perderán serán ellos.
El Partido Popular no ha perdido la ocasión para lanzar un nuevo ataque al PSOE. Los populares defienden que no hay que renovar el Consejo porque hay que hacer que sean los propios jueces los que elijan a sus propios vocales. Sin embargo, han faltado a la Constitución al negarse a renovar el CGPJ en un momento que no les convenía. El PP ha calificado las presiones de Moncloa a los vocales como “un nuevo ataque del sanchismo a la independencia judicial”. Pero no tienen mucho de lo que preocuparse dado que pesa más el salario superior a los 8.000 euros mensuales netos que la lealtad al partido. Por no hablar de que los jueces suelen resistirse por norma a las presiones que puedan recibir de los políticos. Y más cuando toca su sueldo.