El umami está considerado el quinto sabor junto al dulce, salado, ácido y amargo que constituyen los clásicos. Este se produce por la presencia de sales orgánicas de aminoácidos, especialmente por el glutamato monosódico, una sustancia que se emplea como aditivo para potenciar el sabor. El umami fue identificado a principios de 1900 por un científico de la Universidad Imperial de Tokio, cuando descubrió que el particular sabor que tomaba el alga Kombu cuando se cocinaba como caldo era generado por un componente específico, el glutamato.