La isla de Fernando de Noronha, en Brasil, y la isla de Svalbard, en Noruega, guardan una similitud que las hace a la vez muy diferentes. En la primera de ellas está ‘prohibido’ nacer, mientras que en la segunda ‘no se permite’ morir. Pero, ¿cómo es esto posible? En la isla Fernando de Noronha, con sólo 3.000 habitantes, la UNESCO la nombró Patrimonio de la Humanidad en 2021, y de paso, el hospital de São Lucas, el único hospital de la isla, cerró la única planta de maternidad que tenía.
Así que, aunque si quieres puedes nacer en la isla, a partir de la semana 34 de embarazo, todas las mujeres embarazadas se ven obligadas a desplazarse para poder tener un parto seguro. En el caso de la isla de Svalbard, está prohibido morirse. Así lo establece una ley de 1950, por lo que todos los habitantes en riesgo están obligados a dejar el lugar. Lo hacen por una cuestión de seguridad, ya que las temperaturas tan frías no permiten que los cuerpos enterrados se descompongan. Esto puede llevar a que se propaguen virus y causen epidemias.
