Vox Murcia no pasa por su mejor momento, pero empiezan a ver que las decisiones impuestas desde Madrid no han sido las más acertadas. La formación había convertido esta comunidad autónoma en un feudo inesperado porque el partido supo canalizar buen parte del voto conservador. Sin embargo, las decisiones tomadas e impuestas desde la capital han llevado al partido a ser (y aspirar a ser) la muleta del Partido Popular. Vox Murcia era uno de los territorios donde pisaban fuerte y donde podrían incluso haber gobernado. Sin embargo, desde que los pesos pesados de Vox se obsesionaron con tomar el control del partido, han dejado a Vox trepanado y sin más opciones que la de ser la perfecta muleta de Fernando López Miras, candidato del Partido Popular e histórico presidente de Murcia.
Vox aspiraba alto, pero las decisiones de los conocidos a nivel interno como los «aristogatos» (es decir, Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal, en su momento Javier Ortega Smith o Rocío Monasterio) han dejado al partido encerrado en unas expectativas electorales que no le dan más recorrido que ser la muleta del Partido Popular. La elección de José Ángel Antelo como candidato de Vox para las elecciones ha dejado a más de uno visiblemente molesto dentro del partido. Este exjugador de baloncesto no ha hecho las cosas tan bien como sus predecesores. O al menos no ha sido capaz de hacerse con buena parte del electorado popular que previamente si se sentía tentado a pasar a Vox. Ahora mismo, el partido de Santiago Abascal asciende en los sondeos e Murcia y podría llegar a los ocho diputados; pero lo cierto es que, al igual que pasó con Macarena Olona en Andalucía, las expectativas de Vox en la región eran muy superiores a lo que reflejan los sondeos.
En la formación hicieron las cosas bien cuando diputados como Francisco José Carrera de la Fuente o Juan José Liarte aún estaban en el grupo. La debacle arrancó cuando quisieron echarles. Los problemas llegaron porque, al ver el tirón que tenía el partido en la región, los pesos pesados de Madrid, esos conocidos como «cabezas pensantes», se empeñaron en coger las riendas y elegir desde Madrid a los candidatos, por no hablar de que también buscaban cómo gestionar (y centralizar) los fondos obtenidos por los parlamentarios murcianos de Vox para gastarlos donde consideraran. Con todo esto, Vox vivió un auténtico choque interno que saldó con la salida de algunos diputados del grupo y llegó incluso a afectar a la imagen del partido.
Estas decisiones de Vox han afectado considerablemente a la organización interna del partido, pero sobretodo a las expectativas electorales del grupo. No hay que olvidar que desde la formación hubo un momento en el que pensaron que podrían llegar a obtener un resultado lo suficientemente potente como para mirar de tú a tú al PP. Ahora, López Miras tantea los 19 diputados mientras que la formación de Abascal se quedaría, como mucho, con ocho parlamentarios. A día de hoy, los problemas y las críticas siguen muy vigentes porque la sensación de que Vox ha utilizado el potencial del partido en Murcia como «colonia» a la que explotar en beneficio de los de siempre: Abascal, Espinosa de los Monteros y compañía.
La sensación de que Vox Murcia sigue los pasos que Vox Andalucía crece. Que Macarena Olona obtuviera más diputados que en las elecciones anteriores fue visto como un fracaso porque las expectativas eran distintas. Vox no tiene muchos feudos o potenciales territorios en los que obtener una fuerte representación, pero los pocos que tiene los están rompiendo por las injerencias de las «cabezas pensantes» en la política interna de las delegaciones territoriales. Vox ahora no es más que la muleta de López Miras, pero al menos tienen la luz verde exigida para pedir asientos en el gobierno regional si el PP llama a su puerta.