Pablo Iglesias se pliega al discurso de Lula sobre la dictadura en Venezuela y le tira al presidente de Chile

La dictadura de Nicolás Maduro está más activa que nunca en el ámbito internacional. Desde finales del año pasado la Cancillería del país suramericano está trabajando activamente para que el régimen retome sus relaciones diplomáticas y tiene a varios portavoces accionando para que cooperen con el blanqueamiento de su imagen. El más reciente episodio lo protagonizó el presidente de Brasil, Luiz Inacio «Lula» Da Silva, quien aseguró que la dictadura en Venezuela es una mera narrativa. En España ha saltado Pablo Iglesias.

El ex líder de Podemos utilizó sus redes sociales para responder a las críticas que lanzó el presidente chileno, Gabriel Boric, quien tras las declaraciones de su homólogo brasileño, refutó la teoría del mandatario carioca y destacó que en relación con el tema de los derechos humanos, hay una realidad grave que él ha podido ver en los miles de venezolanos que han emigrado a su país.

Para Pablo Iglesias, Venezuela estaría siendo utilizada como un «artefacto mediático contra la izquierda», según lo que ha escrito en twitter, junto a un video en el que lo primero que dice es que todo el mundo conoce su simpatía por el Gobierno de Chile y por su presidente, Gabriel Boric, no sin antes advertirle que habla desde la experiencia de sus fracasos.

«No es un secreto mi compromiso y mi enorme respeto por los compañeros chilenos con responsabilidades de Gobierno y yo no soy quién para dar ninguna lección para quienes han llegado mucho más lejos que nosotros y dan la cara cada día desde el Gobierno. Pero quizá nuestra experiencia y nuestros fracasos puedan ser de utilidad», dice Iglesias en el video que subió a sus redes sociales.

Pero resulta que no solo ha sido el presidente chileno quien refutó lo dicho por Lula tras su encuentro con el dictador de venezolano, Nicolás Maduro, en la cumbre organizada por el mandatario brasileño, sino que a las afirmaciones de que la situación en Venezuela es producto de una «narrativa» también fueron rechazadas por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou.

«Presidente -Lula- debo decirle que quedé sorprendido cuando hablo de que lo que sucede en Venezuela es una narrativa. Ya saben lo que nosotros pensamos con respecto a Venezuela y su gobierno», dijo el mandatario uruguayo, al tiempo que señaló que si había tantas organizaciones hablando sobre lo que sucede en Venezuela, era porque no se podía tapar el sol con un dedo.

No obstante, la «narrativa» de Pablo Iglesias ahora va enfocada en el hecho de que sean los medios de comunicación los responsables de lo que se dice de Venezuela, sin considerar que organizaciones de la talla de Acnur ha certificado que la situación del país suramericano ha provocado el desplazamiento de más de 7.2 millones de personas

«La obligación de un revolucionario es ganar, ampliando el campo político que se ocupa, pero esa tarea no se suele lograr si asumes los marcos de tu adversario. La política no es un mercado de demanda en el que el éxito está reservado a los que dicen lo que piensa la mayoría sino a los que son capaces de dominar la agenda. Se pueden ganar partidos al adversario sin poder mediático, pero para poder ganarles la liga regular hacen falta instituciones ideológicas propias. El trabajo de la izquierda no puede solo ganar elecciones y gobernar para las mayorías, sino también construir medios de comunicación comprometidos con nuestras ideas. Cuando tienes poder institucional, hay que usarlo no solo para gobernar, sino también para armarte. Lo de que existe el periodismo neutral, independiente en términos políticos, es la mayor mentira con la que han engañado a muchísimas izquierdas», sentenció Pablo Iglesias.

Para nadie es un secreto la sobrada simpatía que el exlíder de Podemos ha sentido desde hace años por el régimen venezolano, y en especial por la figura de Hugo Chávez. De hecho, el origen de la formación política que lideró y que lo llevó a formar parte del Gobierno de Pedro Sánchez ha sido fuertemente cuestionada por la afinidad del chavismo y que han sido investigados por la justicia española por supuestamente haber recibido financiamiento irregular de parte del régimen venezolano.

Iglesias lleva ya unos cuantos meses intentado reactivar sus relaciones con los diferentes gobiernos de la izquierda en América Latina y tanteando la posibilidad de regresar a esa región a hacer nuevos «negocios», y más ahora que sus influencias dentro del Ejecutivo podrían estar por agotarse, con el adelanto de las elecciones generales para el 23 de julio.