Mercedes González, la breve. Así conocen en la Guardia Civil a quien ha sido su directora por unas pocas semanas. Los bandazos políticos de la que fue delegada del Gobierno en Madrid dan que hablar. Tanto, que ha conseguido enfadar al PSOE de Madrid y al cuerpo policial a partes iguales. El nuevo “desprecio” de los socialistas en general y de Mercedes González en particular a la Guardia Civil ha desatado la rabia entre los agentes que han visto cómo el PSOE les utiliza como una moneda de cambio. Mercedes González tendrá que dimitir el próximo 13 de junio como directora general de la Guardia Civil tras solo dos meses en el cargo. El Partido Socialista le dio el puesto por las “molestias” de no haber sido nombrada candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid y ahora se lo quita para meterla en las listas.
Los agentes están fuera de sí tras el nuevo desprecio de la administración de Pedro Sánchez a la Guardia Civil. Nunca han tenido demasiado pudor a la hora de meter mano en el cuerpo. Quién no recuerda al coronel Diego Pérez de los Cobos y su destitución en plena pandemia o la manía de Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, por recolocar altos cargos de la Guardia Civil sin respetar el escalafón. Ya el nombramiento en su momento de María Gámez como directora general del cuerpo desató ciertos recelos porque era más activista socialista que otra cosa. Pero que ahora hayan utilizado la Guardia Civil como un premio de consolación para la exdelegada del Gobierno para cambiarla de nuevo dos meses después ha dejado a todos los agentes boquiabiertos y sin entender bien qué ocurre.
«Son más importantes sus intereses políticos que la Guardia Civil. Nos ponen a Mercedes González como directora, que no tengo nada en contra de ella, pero por intereses políticos va a dimitir para presentarse a las elecciones generales. Les da igual la Guardia Civil, nos tratan como si fuéramos mierda», aseguran fuentes del cuerpo visiblemente enfadados con el nombramiento. Lo cierto es que Mercedes González va de número 10 por Madrid en las elecciones del 23-J y esto le obligará a dimitir el próximo 13 de junio si quiere que se haga efectivo y se ratifique. Esto obligará a su vez, valga la redundancia, al Gobierno a buscar un nuevo perfil para ejercer de director o directora general de la Guardia Civil hasta que se celebren las elecciones. Luego volverá el baile.
Los agentes, los sindicatos policiales y los altos mandos, todos por igual, no entienden cómo el Gobierno puede utilizar una institución como la Guardia Civil como moneda de cambio para satisfacer los intereses políticos o las necesidades de algunos socialistas. Nunca antes se había visto algo así. Dos meses de directora general de la Guardia Civil para luego dimitir y buscar nuevos horizontes. No hay que olvidar tampoco que Mercedes González fue nombrada directora general de este cuerpo como premio de consolación por haberle arrebatado en el último momento la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Madrid en favor de otra socialista. Al mismo tiempo, el Partido Socialista buscó suprimir las pretensiones del PSOE-M de colocar al frente de su partido a alguien de su agrado… y esa persona era la entonces delegada del Gobierno en Madrid.
Los grupos de Whatsapp, Telegram y los comentarios en relación a lo ocurrido dentro de la Guardia Civil arden. Todos están de acuerdo en que no se puede utilizar el cuerpo como una moneda de cambio para satisfacer las necesidades políticas de los integrantes del Partido Socialista. Aún así, poco le ha importado a un PSOE centrado en las elecciones generales y que no se ha preocupado lo más mínimo por lo ocurrido en la Guardia Civil. Ahora a buscar un nuevo director que casi con total seguridad será alguien del partido a quien quieran pagarle un favor, como fue el caso de Mercedes González.