El PSOE ha prometido una consulta sobre la independencia en Cataluña tanto a ERC como al propio PSC. Los socialistas saben lo que se les viene encima tras las elecciones generales. Las pocas opciones que tengan de gobernar dependerán de los partidos nacionalistas (y más concretamente de Esquerra Republicana). Esta consulta que se ha prometido a cambio de una investidura, si dan los números, puede tener un corto recorrido dado que será recurrida tanto por Vox como por el Partido Popular ante el Tribunal Constitucional. Es ahí donde entra en principio el «as en la manga» de Pedro Sánchez para contentar a sus socios de Gobierno: el flamante presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido.
Para ERC, la consulta es clave. El problema que tiene el PSOE añadido es que tiene el enemigo dentro de su propia casa y el PSC también ha prometido (y presiona) para que los independentistas tengan ese referéndum que tanto les obsesiona para poner fin a un capítulo que nunca se cerró de la forma adecuada. Lo mejor es que esta concesión le puede servir al PSOE también para mantener el control de la Moncloa dado que hay otras formaciones como Junts per Catalunya que también simpatizarían con dar el «sí» a dicha investidura siempre que se fuera a hacer esa consulta: pero no es tan fácil abordar una medida de ese calibre dados los contrapesos de control estatales; especialmente el Tribunal Constitucional, un organismo que funciona como debería funcionar el Senado y que ahora mismo está en manos del PSOE. Y que Pedro Sánchez tenga el control del mismo a través de Cándido Conde-Pumpido tensa los ánimos en el PP.
Los populares ya sabían que esto podía pasar desde el momento en el que Cándido Conde-Pumpido tomó el control del TC. De hecho, que no hayan renovado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tiene todo que ver con este asunto. Enrique Arnaldo, magistrado del Constitucional, ya advirtió entonces a Pablo Casado que perder el control de este alto tribunal era algo inasumible para el Partido Popular porque daría al PSOE un arma de negociación potente: justo la que quiere utilizar ahora ante estas próximas elecciones y ante las dificultades que atraviesa el Partido Popular para que le den los números.
Cándido Conde-Pumpido es el flamante presidente del Tribunal Constitucional, pero aún así no las tiene todas consigo para dar el visto bueno a un referéndum que casi seguro será recurrido por el PP y por Vox. La gran esperanza tanto de Pedro Sánchez como de Gabriel Rufián es que este presidente del Tribunal Constitucional dé el visto bueno a ese referéndum y consiga la mayoría necesaria (también está el exministro de Justicia Juan Carlos Campo en el TC) para sacar adelante esta pieza clave para que los independentistas puedan salirse con la suya y Sánchez consiga el apoyo de ERC y de Junts per Catalunya para su investidura.
Son muchos en el Partido Popular los que lamentan haber perdido de esa manera el Constitucional. Pero también son muchos los que se sienten encerrados en una complicada coyuntura. Solo pueden pactar con Vox, necesitan a Santiago Abascal, pero si no suman el ir de la mano con esta formación les cierra toda posibilidad de pactar con terceras agrupaciones políticas. El PSOE no solo juega con esto, sino que también quiere jugar la baza del referéndum para calmar las críticas internas de los nacionalistas socialistas del PSC, sino también para asegurarse el apoyo de dos partidos fundamentales para que salgan los números. Luego habrá que ver cuáles son las concesiones para otras formaciones como EH Bildu.