Hay una asesora del Partido Popular que quiere ostentar un récord en el Ayuntamiento de Madrid. Ana Román no sabe lo que es el sector privado, pero es una superviviente. Lleva cobrando un sueldo público desde que tiene conciencia y ha conseguido estar tantos años en Madrid que ya ha trascendido las fronteras. Este dinosaurio político que lleva desde 1990 en la administración pública se prepara para conseguir un récord que pocos han logrado: pasar toda su vida laboral sobreviviendo en política con cargos a dedo y de confianza. Esta asesora extremadamente complaciente acostumbrada a responder con un «por supuestísimo» es ahora directora de organización internacional del chiringuito Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI). Y cree que si la concejala Almudena Maíllo repite en el Área de Turismo, se quedará otros cuatro años más haciendo lo que haga esta organización que pocos conocen.
Ana Román y su «por supuestísimo, señor alcalde (o presidente, dada su extensa carrera como apéndice de altos cargos del Ayuntamiento o Comunidad de Madrid)» llevan muchos años en política. Concretamente, empezó en 1990 como asesora del grupo parlamentario popular y desde entonces supo sobrevivir en la administración pública como nadie lo ha hecho. De ahí dio el salto en 1995 a directora de gabinete del presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y de ahí a ser concejala del Consistorio hasta que vieron oportuno colocarla en un chiringuito como es la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) cuya labor es más que cuestionable. Su paso por la política ya lleva 32 años vigente, pero quiere seguir otros cuatro más y ver si logra que toda su carrera hasta la jubilación sea viviendo de la política popular.
Ana Román es como parte del mobiliario político de la política madrileña. La conocen todos los que han pasado por el Consistorio, por la Comunidad de Madrid y por el PP. Sin embargo, pocos saben que ahora está más pendiente que nunca de mantenerse en la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) para seguir con un sueldo público el tiempo suficiente hasta que se jubile. Es un dinosaurio político que muchos populares ven con sorpresa al darse cuenta de que «todavía» está en el Ayuntamiento de Madrid. Algunos dirigentes del PP llaman a este tipo de personas los «sedimentos» porque han conseguido quedarse en la administración pública sin que nadie lo critique o lo sospeche más de la cuenta.
Su gran valedora ha sido Almudena Maíllo, concejala del Área de Turismo por la gracia de Andrea Levy, aunque otras fuentes del PP aseguran que su entrada en la política ha tenido más que ver con la relación de su madre con la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. Sea como sea, lo cierto es que Maíllo ha conseguido hacerse un hueco en el Ayuntamiento de Madrid acompañado de una relación turbulenta con el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ya que pasó de acompañarle en al moto cuando no era regidor, sino solo candidato, a que el candidato del PP en Madrid no quisiera verla en el despacho. En cualquier caso, que fuera en el número 10 en las listas del Consistorio deja claro que confían en Almudena Maíllo y que probablemente obtenga la confianza en forma de Área de gobierno por parte deAlmeida.
Maíllo, quien lidera la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) es quien ha dado una quinta vida política a Ana Román. El problema es que su presencia en el Consistorio empieza a levantar críticas por todas las esquinas de Cibeles por ver cómo alguien aguanta a flote durante tantísimo tiempo. Son 32 años viviendo de la política y va directamente a por los 36. El Guiness de los Récords está atento a los pasos de Ana Román, quien «por supuestísimo» que intentará ser una de las populares más longevas a nivel laboral en el Partido Popular.