María Guardiola dinamita los puentes entre PP y Vox a semanas de las generales

La candidata del Partido Popular en Extremadura, María Guardiola, sigue agrandando su leyenda. Después de sacar de quicio a medio partido por su decisión de no negociar con Vox y de romper los lazos con el partido perdiendo no solo la presidencia de la Asamblea de Extremadura, sino la posibilidad de pactar con la formación de Santiago Abascal abocando a elecciones la comunidad autónoma. El problema no es solo que Guardiola haya dinamitado las relaciones con Vox en pleno periodo electoral y con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, sino que el escenario político que se avecina con una repetición de comicios es peor para el bloque de la derecha y para la propia María Guardiola que para Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura y candidato del PSOE en esta región.

En Génova están muy molestos con las decisiones tomadas por Guardiola. No hay que olvidar algo que las fuentes del Partido Popular recuerdan con cierta frecuencia cada vez que hablan de la candidata extremeña: es la elección personal de Teodoro García Egea, exsecretario general del PP. María Guardiola ha hecho suyos postulados feministas más propios del Ministerio de Igualdad para dinamitar los acuerdos con Vox y no llegar a un acuerdo que la podría convertir en la inesperada presidenta de Extremadura. Hay quien piensa que María Guardiola está huyendo de la presidencia porque no se entiende que haya roto de esa manera tan radical las negociaciones con la formación de Santiago Abascal. En cualquier caso, no está ganando precisamente popularidad en su partido después de haber perdido la presidencia de la Asamblea en el último momento y después de abocar a la región a nuevas elecciones autonómicas.

María Guardiola tiene una pequeña obsesión con Vox. No quiere pactar con ellos bajo ningún concepto y mucho menos hablar sobre la entrada de la formación de Santiago Abascal en el gobierno extremeño. Ángel Pelayo, el candidato de Vox en Extremadura, no es alguien que genere especial animadversión o fricción en Génova, pero Guardiola entiende que sus postulados feministas más propios de Irene Montero son incompatibles con este partido. Hay quien considera que sería mucho más sencillo para María Guardiola llegar a un acuerdo con Guillermo Fernández Vara que con cualquier otra persona del elenco político de la región.

En el PP no entienden la decisión de María Guardiola pese a que Alberto Núñez Feijoo no ve con malos ojos forzar los acuerdos con la formación para antes de las elecciones. El único posible aval de Guardiola viene del clan gallego porque tienen dudas sobre si es mejor para robar votos a Vox diferenciarse ahora y evitar llegar a acuerdos a no hacerlo. Sea como sea, el problema de base en Extremadura es que forzar una repetición electoral sería nefasto para la candidata popular. El único gran beneficiado de esta falta de talante negociador es el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien podría repetir si al final se vuelven a poner las urnas en la región. Desde Génova no solo critican la actitud de Guardiola para no negociar o su capacidad para llegar a acuerdos puntuales con Ángel Pelayo. Sino que creen que las decisiones que está tomando no tendrá ninguna repercusión positiva en las elecciones generales.

Tal y como están las encuestas, ahora mismo Feijoo corre el riesgo de no sumar votos suficientes. Necesitará a Vox para gobernar casi con total seguridad y necesitará que Santiago Abascal esté lo suficientemente fuerte como para que sumen los 176 diputados. La actitud de Guardiola está dificultando futuros acuerdos, empujará a Abascal a exigir asientos con total seguridad y además no hará que esa diferenciación entre el PP y Vox ayude a que gobierne el bloque de la derecha.