El PSOE está en un proceso de renovación, especialmente a todos aquellos perfiles polémicos que tantos dolores de cabeza han dado en el partido. La siguiente en la lista es Mónica Silvana, una eurodiputada condenada por acoso laboral que no genera especial simpatía en ningún recoveco del Partido Socialista. Silvana sigue en el Parlamento Europeo. Pero nadie en el PSOE da por hecho que vaya a tener un hueco en las listas. Ahora que se han formado los nombres que irán a las generales, se ha abierto el melón de quiénes serán reciclados en las Europeas, las próximas elecciones en las que muchos socialistas que no irán a las generales podrán reciclarse a nivel político. Y los perfiles polémicos quedan fuera.
Tampoco Juan Lobato tiene intención de acogerla en el PSOE de Madrid. Los horizontes profesionales de Silvana se limitan a colaboraciones con medios latinoamericanos, únicas relaciones que ha cosechado desde el momento en el que consiguió un puesto como eurodiputada gracias a la intermediación de José Manuel Franco. Los pocos padrinos que tiene Silvana han desaparecido o no tienen intención de ayudar a una socialista que ha conseguido el mérito exclusivo de ser la única dirigente del grupo socialista europeo que ha sido condenada por acoso laboral. Buscarse un hueco en el partido no era fácil, pero desde luego ahora está en una posición realmente mala para sobrevivir.
La condena le pesa. Pero más que hayan prometido puestos en las listas europeas a socialistas de peso que no han tenido un hueco en la lista a las elecciones generales. Ahora mismo hay una batería de «interinos» socialistas que están esperando a que lleguen los comicios europeos para recuperar un puesto clave en la política. El PSOE tiene muchos nombres que esperan ser recuperados en el Parlamento Europeo y lo que aseguran desde Ferraz es que la primera que caerá será una Mónica Silvana que ha conseguido cosechar críticas tanto por crecer a costa de su relación estrecha con José Manuel Franco como por conseguir ser condenada por acoso laboral.
La idea es dejar que acabe la legislatura y sacarla por la puerta de atrás con una fría falta de respuesta. Mónica Silvana se ha quedado sin amigos y fuentes de Ferraz aseguran que está intentando recuperar notoriedad en el sector LGTBI, huérfano de caras conocidas en el PSOE. Sin embargo, ya se ha hecho famosa en el partido por su ambición desmedida, por conseguir crecer a costa de quien fue secretario general del PSOE de Madrid y por la famosa condena que tanto ha irritado en la sede socialista. Mónica Silvana ha pasado a un segundo plano desde que fue condenada, pero en el PSOE no olvidan y un cargo de eurodiputado está muy codiciado.
No son muchos los puestos en las listas para los que quieran acabar en Bruselas. Pero desde luego son importantes para un presidente del Gobierno que quiere aprender a moverse por la UE con fluidez dado que su futuro profesional más inmediato pasa por ahí, tal y como aseguran fuentes del Partido Socialista Obrero Español. La designación de los europarlamentarios es fundamental para Moncloa porque quieren trabajar en el futuro del presidente y quieren conseguir mucho más peso en el grupo parlamentario. En este contexto, Mónica Silvana sobra de todas todas dado que no goza de la confianza de nadie en Moncloa y además tiene el estigma de la condena, que por mucho que haya recurrido no habrá piedad para ella.