Escrivá asume el riesgo de una bajada de la nota de España por las pensiones

El Gobierno de Pedro Sánchez, con José Luis Escrivá como ministro de la Seguridad Social, vende en campaña electoral el logro de revalorizar las pensiones al 8,5%, pese a la caída del poder adquisitivo por la inflación y no deflactar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Los socialistas han basado parte de su campaña electoral con este hito, destinado a cerca de diez millones de personas, y tratan de cambiar la historia al asegurar que el PP no subió las pensiones con los recortes de 2012, pese a que fue el PSOE quien congeló en 2010 las pensiones por primera y única vez en la historia.

El PSOE y Escrivá tratan ahora de vender un blindaje de las pensiones, pese a no ganar poder adquisitivo ya que las contributivas se han incrementado los impuestos al no deflactarse el IRPF. Cabe destacar que esta esta subida de las pensiones es bruta y no neta, motivo por el que los pensionistas pierden poder de compra, más cuando la inflación acumulada ronda el 30% y más del 50% en algunos productos básicos.

José Luis Escrivá
José Luis Escrivá hunde el sistema de las pensiones

Otro de los arietes de batalla en esta campaña electoral se centra en el fondo de reserva de la Seguridad Social, conocido como la ‘hucha de las pensiones’ y que apenas cerrará con 5.300 millones de euros en este 2023 tras cinco años de estancamiento. Este mecanismo se diseñó para poder hacer frente al pago de las nóminas en los momentos de vacas flacas, mientras se debería haber llenado cuando la economía «va como una moto», escenario que difunde ahora el PSOE de Pedro Sánchez.

LA ECONOMÍA VA COMO UNA MOTO, PERO LAS PENSIONES DE ESCRIVÁ NO SE CUBREN

Para llenar esta hucha a más de 5.300 millones de euros, el Ejecutivo de Pedro Sánchez y el propio Escrivá utilizarán las cotizaciones del Mecanismo de Equidad Intergeneracional, mientras la Agencia Tributaria ha logrado un récord de recaudación. El sistema de las pensiones actual no sólo es deficitario, sino que al menos se necesita una ratio de dos cotizantes por pensionista para que sea sostenible. Actualmente, la ratio es de unos 2,24 cotizantes por pensión, pero existe un problema de fondo. Las cuotas son inferiores debido a que los salarios no suben en la misma proporción que las nóminas de los jubilados.

En este sentido, el sistema no es capaz de generar los ingresos suficientes para hacer frente a los pagos y aboca al Tesoro a emitir deuda para cubrir el déficit. Esta deuda emitida se compra directamente con el patrimonio de la hucha de las pensiones. El mecanismo es maquiavélico al dar una sensación de seguridad y ahorro, pero nada más lejos. De hecho, podría provocar una llamada de atención por parte de las agencias de calificación de deuda, un riesgo que comienza a asumir el PSOE y el Gobierno, con Escrivá en el Ministerio de Seguridad Social.

Y es que, a las agencias ni a prácticamente ningún economista les salen las cuentas en un país donde la deuda se ha convertido en un problema de calado, con más del 117% del PIB a las espaldas. Tal es la situación, que la Seguridad Social depende de los Presupuestos, nutridos con impuestos de todo tipo, para hacer frente a las necesidades del sistema de las pensiones. Este último año, por ejemplo, el organismo de Escrivá ha recibido casi la totalidad de los impuestos obtenidos de la automoción, 39.000 frente a 40.000 millones, respectivamente, para sostener el sistema.

LA DEUDA DE LA SEGURIDAD SOCIAL DE ESCRIVÁ, IMPARABLE

La Seguridad Social muestra una deuda de 106.000 millones desde la llegada de Pedro Sánchez y para este año se espera un déficit de 26.000 millones. Como siempre, el Gobierno asegura que volverá a los números verdes y a la sostenibilidad en los próximos años, pese a ser una entidad quebrada, como la dejó Felipe González en 1995 -con rescate posterior del Fondo Monetario Internacional- y José Luis Rodríguez Zapatero en 2010.

Para tratar de tapar agujeros, Escrivá ha incrementado las cotizaciones sociales. Esta subida será progresiva y afectará a todos los salarios, cargando el sistema sobre el sector privado. Esta subida de la cuota no es para fortalecer la pensión propia, sino la ajena y actual, así como la hucha de las pensiones. Todo por «solidaridad» intergeneracional, más cuando la generación del baby boom está a tan unos pocos años de empezar a jubilarse. Son los salarios más elevados del sistema y con una mejor pensión.

Las previsiones de Escrivá es aumentar la hucha de las pensiones hasta los 130.000 millones, el triple que en el máximo histórico de 2010, cuando se alcanzaron más de 66.800 millones de euros. El papel de Escrivá todo lo aguanta y la realidad, según los economistas, es que el agujero creado en la Seguridad Social. Esta brecha pone en riesgo la nota de la deuda, al tener que soportar una mayor carga para abonar los salarios de las pensiones.

LAS AGENCIAS MIRAN CON LUPA LAS REFORMAS DE PENSIONES

Ejemplo de ello es Fitch, que dejó la calificación de ‘AA a AA-‘, por la reforma de las pensiones en Francia. Países Bajos, por su parte, ha adoptado el sistema chileno de pensiones.

Escrivá asume así una posible bajada del rating de España cuando se está emitiendo deuda para hacer frente al pago de las pensiones, mientras la hucha de las pensiones se está empleando para la deuda. En concreto, casi la totalidad de la hucha ha ido a parar a bonos a tres años y obligaciones para 2032. Con todo, el sistema no es capaz de alcanzar el punto de equilibrio, más cuando la nómina mensual roza los 12.000 millones.

Desde 2016 hasta 2022, la deuda comprada por el fondo no ha obtenido rentabilidad debido a los mínimos de los tipos de interés y tampoco ha logrado superar a la inflación. Esta misión es cada vez más complicada debido a que los intereses de la deuda continúan sin alcanzar la cota de la subida de precios, que se ha disparado cerca de un 30% en los últimos dos años. Mientras tanto, las agencias de calificación acechan de nuevo a España, así como a Italia y Grecia, países también con fuertes tensiones en la deuda.