El PSOE da por hecha la investidura: habrá consulta en Cataluña y jugarán con la división en Junts

El PSOE es optimista con el resultado electoral y creen que sacarán la investidura adelante. Los socialistas están orgullosos de haber aguantado la embestida de las elecciones y ya hablan de que Pedro Sánchez será presidente del Gobierno durante cuatro años más. Todo depende de Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, pero el PSOE confía en que podrán conseguir los votos necesarios para sacar adelante una investidura que a priori parece realmente compleja. Los socialistas ya cuentan, según fuentes del partido, con que la consulta (no vinculante) sobre la independencia está encima de la mesa y además están convencidos de que podrán jugar con la división interna que reina en Junts per Catalunya. Con unas pocas abstenciones, sería suficiente para que haya un Gobierno socialista reeditado.

En el PSOE ya dan por hecho que contarán con el apoyo de partidos como el BNG, EH Bildu, ERC, PNV o incluso de de Coalición Canaria. Toda la carne está puesta sobre el asador de Waterloo, donde Carles Puigdemont se ha exiliado. Ahora mismo, el escenario es realmente complejo porque depende de un partido que ha asegurado que su única razón para existir es dar inestabilidad a España. Pero lo cierto es que en el PSOE están confiados porque saben qué teclas tienen que tocar para que Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, ceda y de algunas abstenciones para que salgan los números que maneja el presidente del Gobierno y su equipo. El primero de ellos es la consulta. Y desde el PSOE ya están convencidos de que se abrirán a esta posibilidad siempre y cuando no sea vinculante.

La presión nacionalista e independentista ha marcado estas elecciones y marcará también el próximo Gobierno siempre y cuando no vayamos a una repetición electoral. El problema es que son aguas donde el PSOE ya está acostumbrado a navegar. Desde Ferraz aseguran a MONCLOA.com que el mero hecho de poner la consulta encima de la mesa será un reclamo para conseguir el apoyo de ERC, la abstención de Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, y la simpatía de otros como el PNV o EH Bildu. Y esto sin tener en cuenta que están dispuestos a jugar con las cifras económicas lo que haga falta para conseguir el objetivo del presidente del Gobierno, que no es otro que mantenerse durante cuatro años más en la Moncloa.

La otra baza con la que juega el PSOE es la división interna que sacude el partido de Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat. Los socialistas confían en que no es necesario conseguir el apoyo en bloque de los siete parlamentarios obtenidos por Junts, sino que les vale con convencer a unos pocos. Las divisiones internas que han golpeado desde hace meses a Junts per Catalunya no son ajenas a los socialistas. Las voces más ilustradas del PSC han asesorado a Pedro Sánchez y le han asegurado que hay una vertiente en Junts que solo busca mejoras económicas y que tiene más que ver con esa primera etapa de Artur Más que la segunda. Los socialistas creen que pueden entrar ahí de buena gana, pero lo cierto es que los primeros mensajes de Junts no han sido precisamente alentadores.

Lo cierto es que las quinielas están echadas, pero la sensación en el PSOE de que van a gobernar está generalizada. No parece que en Ferraz tengan miedo a negociar con Junts per Catalunya porque están visiblemente convencidos de que les darán lo que necesitan. El problema estará en si esa consulta debe o no ser vinculante. El PSOE tiene claro que no cederá ante la idea de que sea vinculante, como la que se celebró en Escocia, pero desde Junts per Catalunya aseguran que han venido para jugar duro.