El pavo es actualmente un animal muy común, que es utilizado como alimento. Sobre todo si nos encontramos en Acción de Gracias o Navidad. Pero, en el año 300 a. C., estas grandes aves fueron proclamadas por los mayas como recipientes de los dioses y fueron honradas como tales, hasta tal punto que eran domesticadas para desempeñar un papel en los ritos religiosos.
En un artículo publicado en PARI Journal, las historiadoras mayas Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva y María Elena Vega Villalobos argumentaron que su llamativa apariencia es la razón por la cual a los pavos «los antiguos mayas le dieron poderes sobrenaturales». Dentro de los pavos, el más venerado era el pavo ocelado, una especie que se puede encontrar en la Península de Yucatán en México, Belice y Guatemala. El animal tiene un impresionante plumaje de color bronce, azul y verde, una cabeza azul brillante, patas de color rojo intenso y una cola ocelada con marcas en forma de ojos.