Sánchez juega de trilero y se va de vacaciones a Marruecos mientras da medio millón al Sáhara Occidental

El presidente del Gobierno sigue jugando al despiste con su relación con Marruecos. Se ha ido de vacaciones al país de Mohammed VI en plena polémica y al mismo tiempo ha aprobado una ayuda imponente al Sáhara Occidental. Pedro Sánchez ha provocado a todos y cada uno de los diputados del Partido Popular y de Vox por irse a Marruecos a pasar unos días en agosto. Pero más ha llamado la atención el hecho de que se haya aprobado una ayuda de 460.000 euros que irá directa al Sáhara Occidental, ese territorio que Sánchez ha reconocido como parte de Marruecos. Este juego de trileros empieza a generar críticas incluso en el propio PSOE. Una vez más, la encargada de dar esta ayuda ha sido la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del Ministerio de Exteriores.

El horizonte que se avecina no es del todo motivador en cuanto a política exterior se refiere. La integración de Sumar, quien lleva de número tres a una activista saharaui como Tesh Sidi, con el PSOE en el Gobierno hará que las relaciones entre Marruecos y España se vean resentidas. Sin embargo, lo cierto es que este nuevo movimiento del presidente del Gobierno, el de mezclar sus vacaciones junto con la aprobación de una subvención de 460.000 euros para el Sáhara Occidental, ha dejado a más de un socialista sorprendido. Concretamente, la ayuda va destinada a «ayuda alimentaria y gestión humanitaria para mejorar las condiciones de vida en los campamentos de población refugiada saharaui 2023-2024». Ha sido a través del Ministerio de Exteriores de José Manuel Albares, pero lo cierto es que ha sorprendido el movimiento del presidente.

En el Partido Popular y en Vox especialmente están impresionados con el hecho de que Sánchez haya aprovechado sus vacaciones para tener un gesto con Marruecos. Las ayudas van a los campamentos de refugiados saharauis para dar algo de recursos a quienes viven una situación compleja. Los movimientos de Pedro Sánchez respecto a la relación entre Marruecos, España y el Sáhara Occidental no solo han generado malestar y despiste entre las propias filas del PSOE. Sino que también empieza a no gustar el hecho de que sea el presidente el que haya tomado la decisión unilateral de ser él quien condicione esta relación dejando al margen al Congreso, a los partidos de la oposición y a su propia formación política. En el PSOE se oyen críticas. Pero el proceso de vacaciones de Sánchez en Marruecos directamente ha despertado ataques internos.

Se hizo popular en campaña esa idea de «¿qué le debe Pedro Sánchez a Marruecos?», y el presidente del Gobierno no ha tenido ningún problema en meter mano a esta polémica para agrandarla con unas vacaciones tachadas de «esperpento» por el Partido Popular. El nuevo contrato de ayudas no es nuevo. España no ha cortado de raíz estas ayudas al Sáhara Occidental al mismo tiempo que el presidente del Ejecutivo les ha lanzado una «puñalada» por la espalda como fue la de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental vía carta. El importe de las ayudas, sin embargo, al Sáhara Occidental no se ha cortado, por lo que esa doble condición empieza a generar malestar en el PSOE.

Todo esto no es más que el principio de otro choque en política internacional que protagonizará la coalición entre Sumar y el PSOE. Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno, está completamente decidida a cambiar la tendencia del Ejecutivo de apoyar todas las pretensiones de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y generar un debate interno que huele a crisis desde el mismo momento en el que se vio a Tesh Sidi en las listas. Solo que saber si al presidente del Gobierno le saldrán los números para ser investido de nuevo.