Las lluvias torrenciales propiciadas por la borrasca Efraín originaron un socavón en el kilómetro 45 de la carretera N-523 entre Cáceres y Badajoz. Desde entonces la carretera ha permanecido cerrada a los vehículos y se habilitó un desvío. Finalmente, el pasado viernes, tras siete meses y 15 días, ha tenido lugar la apertura al tráfico del puente construido para salvarlo. El delegado del Gobierno en Extremadura, Francisco Mendoza, ha informado de que se van a levantar todas las restricciones a la circulación de vehículos con independencia de que quede algún remate por hacer. Por lo que, con la apertura del puente, se cierra el desvío provisional para vehículos ligeros, incluidos los de transporte escolar, activado en enero, mientras que los vehículos pesados pueden dejar de utilizar el desvío a través de la A-5 habilitado tras la borrasca.