Espinosa de los Monteros hace de cortafuegos de su propio incendio

La salida de Iván Espinosa de los Monteros de la cúpula de Vox ha traído consigo la polémica ruptura de la estructura del partido y con ello, una ola de pérdida de apoyos. El que era el portavoz de la formación de Abascal en el Congreso de los Diputados hasta el pasado martes 8 de agosto, aseguró dejar su posición «por motivos personales», sin hacer ningún alegato a un posible enfrentamiento de posturas internas. Sin embargo, aunque no fuera su intención oficial, Espinosa de los Monteros ha incendiado Vox con su marcha, hecho que ahora quiere apaciguar pidiendo a los votantes que sigan apoyando al partido a pesar de no estar él en la primera fila.

Poco después de la rueda de prensa en la que Espinosa de los Monteros comunicaba su abandono de la primera fila de Vox, los medios de comunicación afirmaban lo que Moncloa.com llevaba tiempo contando, y es que las discrepancias entre él y Jorge Buxadé estaban separando al partido. La corriente ultra liberal de la formación comenzó a perder fuerza en el seno de Vox cuando el político catalán, ultracatólico y exfalangista escaló hasta ser vicepresidente de acción política del partido. Desde entonces, Buxadé se convirtió en la «mano derecha» de Santiago Abascal, relegando de su lado a figuras históricas del partido como Ortega Smith.

La siguiente «victima» del número dos ha sido Iván Espinosa de los Monteros. Por mucho que con su insistencia en los motivos familiares quisiera eliminar los «rumores» de ruptura interna, su salida ha sido el último de todos los golpes que ha recibido Vox tras perder 19 escaños el 23J. Así, se ha hecho pública la crisis interna que existe en el partido, donde líderes autonómicos ya han criticado el giro hacia el falangismo ensalzado por Buxadé, así como la permanencia de Santiago Abascal como representante nacional. Tal y como informaba El Español, varios de estos dirigentes ya están pidiendo la refundación del partido, algo que Espinosa de los Monteros ha intentado apaciguar.

Espinosa de los Monteros se cita a si mismo para pedir el apoyo de los votantes de Vox

El malestar entre las filas de Vox no es nuevo, pero se ha agravado durante las últimas semanas. La retirada de Espinosa de los Monteros no ha gustado a un gran sector de la formación de Abascal, ya que lo consideraban como el segundo activo más importante después del presidente y contaba con el apoyo de la amplia mayoría de Vox. Por eso, su salida ha supuesto un incendio en el electorado y en los propios afiliados, habiendo incluso quien ha asegurado querer dejar de ser socio si no está Espinosa de los Monteros en la cúpula del partido.

Así, tras el incendio que ha creado la salida del economista ultra liberal, ha sido él mismo quien ha recurrido a su propio discurso de despedida para pedir el apoyo de los votantes que dudan de seguir en Vox. Así, dos días después de su marcha, Iván Espinosa de los Monteros ha utilizado Twitter para calmar las aguas y usa sus propias palabras: “A todos nuestros votantes, militantes, simpatizantes… por favor, mantened el buen ánimo. La misión merece la pena». Además, en contra de la información relacionada con la crisis interna, el ex dirigente asegura que «Vox sigue adelante».

Un cortafuegos poco eficaz contra las llamaradas

A pesar de los intentos de Iván Espinosa de los Monteros por apaciguar las voces externas e internas de desgaste y restructuración, el ex portavoz tiene poco que hacer. La purga se encamina hacia un Santiago Abascal que se ha vendido a los brazos de Jorge Buxadé y ha abandonado la corriente ultraliberal que tantos votos le robó al Partido Popular. Ahora que Vox ha regalado sus 39 escaños al PP sin condición alguna, que ha movilizado a la izquierda y a los movimientos independentistas en las Elecciones Generales y que se ha inclinado hacia la el fundamentalismo de la rama de Buxadé, las llamas son difíciles de apagar.

A Santiago Abascal solo le queda esperar, como asegura Enric Juliana en la Vanguardia, a la «hora de morir» y a ver los resultados de los comicios del Parlamento Europeo, donde aun Vox cuenta con cierta presencia. A esto habrá que sumar cómo Buxadé maneja su relación interna con los gobiernos autonómicos en los que Vox gobierna con el PP y si podrá contener su línea falangista ante unos territorios que se miden por cuestiones municipales y programáticas, basadas en sus acuerdos con con el Partido Popular.