El Papa pide que los Estados «favorezcan» las iniciativas de caridad de la Iglesia

El Papa Francisco ha pedido a quienes tienen la responsabilidad pública que «favorezcan» las iniciativas humanitarias impulsadas por la Iglesia en los distintos países.

Así lo ha señalado este lunes durante la inauguración del centro social de la iglesia ‘Casa de la Misericordia’ en Mongolia, un complejo escolar en desuso que pertenecía a las monjas y que ahora se ha habilitado para acoger a personas en situación de pobreza, personas sin hogar, migrantes y víctimas de la violencia doméstica.

«El Estado sabrá custodiar y promover esto adecuadamente. De hecho, para que se realice este sueño es indispensable, aquí y en cualquier otro sitio, que quien posee la responsabilidad pública favorezca tales iniciativas humanitarias, dando prueba de una sinergia virtuosa para el bien común», ha manifestado.

Francisco ha aprovechado para «refutar» varios «mitos», como aquel según el cual «la Iglesia católica, que se distingue en el mundo por su gran compromiso en obras de promoción social, hace todo esto por proselitismo, como si ocuparse de los otros fuera una forma de convencerlos y ponerlos ‘de su lado'». El Papa lo ha negado y ha precisado que «la Iglesia no avanza por proselitismo» sino «por atracción».

También ha desmentido que el único modo para hacerse cargo de los demás fuera la contratación de personal asalariado y el equipamiento de grandes estructuras, y ha pedido que las iniciativas de caridad no se conviertan en «empresas».

«Ciertamente, la caridad requiere profesionalidad, pero las iniciativas benéficas no deben convertirse en empresas, sino conservar la frescura de las obras de caridad, donde quien pasa necesidad encuentre personas capaces de escucha, capaces de compasión, más allá de cualquier tipo de retribución», ha subrayado.

Además, ha refutado otro mito según el cual «sólo las personas pudientes pueden comprometerse en el voluntariado». «Esto es una ‘fantasía’. La realidad dice lo contrario: no es necesario ser ricos para hacer el bien, es más, casi siempre son las personas comunes las que dedican tiempo, conocimientos y corazón para ocuparse de los demás», ha explicado.

Durante el acto, una mujer mongol con discapacidad ha explicado a Francisco lo que significaba su fe para ella, mientras que el director del centro y una monja describieron los detalles del trabajo de ayuda. Además, los niños han cantado una canción a Francisco y el Papa les ha regalado un icono de María con el Niño Jesús.

Esta casa, según ha precisado, es «una expresión concreta de ese hacerse cargo del otro en el que los cristianos se reconocen». «El gastarse por el prójimo, por su salud, sus necesidades básicas, su formación y su cultura, pertenece desde los inicios a esta vivaz porción del Pueblo de Dios», ha destacado, recordando cómo los primeros misioneros que llegaron a Ulán Bator en los años noventa, «sintieron inmediatamente la llamada a la caridad».

Asimismo, ha puesto de relieve que fue «el mismo gobierno mongol el que pidió la ayuda de los misioneros católicos para afrontar las numerosas emergencias sociales de un país que en ese tiempo se hallaba en una delicada fase de transición política, marcada por una pobreza generalizada».

Sobre el nombre del centro, ‘Casa de la Misericordia’, el Papa ha señalado que, «en estas dos palabras está la definición de la Iglesia, que está llamada a ser hogar acogedor donde todos pueden experimentar un amor superior, que mueve y conmueve el corazón» y ha pedido que las diversas comunidades misioneras participen en ella activamente, destinando personal y recursos.

También ha hecho un llamamiento al voluntariado que se realiza «no en base a una compensación económica o cualquier otra forma de retribución individual, sino por puro amor al prójimo» y ha manifestado que en un país como Mongolia, lleno de jóvenes, dedicarse al voluntariado puede ser «un camino decisivo de crecimiento personal y social».

Según ha precisado el Papa, «en las sociedades altamente tecnologizadas y con un elevado nivel de vida, el sistema de previsión social por sí solo no es suficiente para suministrar todos los servicios a los ciudadanos, si no hay adicionalmente grupos de voluntarios y voluntarias que dediquen tiempo, capacidad y recursos por amor a los demás».

«El verdadero progreso de las naciones, en efecto, no se mide en base a la riqueza económica ni mucho menos a los que invierten en la ilusoria potencia de los armamentos, sino a la capacidad de hacerse cargo de la salud, la educación y el crecimiento integral de la gente», ha expresado.

Por ello, ha animado a todos los ciudadanos mongoles a hacerse voluntarios y ha destacado que «en la Casa de la Misericordia, tienen un ‘gimnasio’ siempre abierto donde ejercitar sus deseos de bien y entrenar el corazón».

Este ha sido el último acto del Pontífice antes de poner rumbo al aeropuerto de Ulán Bator para embarcar en el avión con destino a Roma. Antes de la salida ha tenido lugar una ceremonia de despedida y el Papa ha sido recibido por el Ministro de Asuntos Exteriores para una breve conversación. Su llegada al aeropuerto de Fiumicino está prevista para las 17:20 horas (hora local).