El sector duro del Partido Popular empujó a Alberto Núñez Feijóo a trazar complicidades con Vox, pero el revés del 23J fue de tal magnitud que en Génova 13 todavía siguen shock. Al menos, Isabel Díaz Ayuso no parece contemplar el pulso abierto contra el líder de la oposición… por ahora.
Núñez Feijóo quiere aprovechar la tregua de la baronesa para diseñar su propia estrategia. Y esta pasa por demostrar que él no será presidente a cualquier precio, intentando entrever que Pedro Sánchez otorga a Junts per Catalunya lo que el PP se niega.
Eso sí, este nuevo discurso pasa por ‘hablar catalán en la intimidad’ y legitimar como interlocutor para una investidura a un partido que desde sectores del PP es tildado como «partido golpista» por el procés catalán.
El PP destroza su discurso de criminalizar a la mayoría de aliados del PSOE e invalida los argumentarios de sus baronías más ideologizadas: las de la Comunidad de Madrid del aguirrismo y el ayusismo ‘madrileñocéntrico’ o en Cataluña y Euskadi, donde llevan décadas chocando a diario con el nacionalismo periférico.
NUEVA VÍA
El vicesecretario de Política Institucional del PP, Esteban González Pons, ha defendido las conversaciones con el partido de Carles Puigdemont: «Es un grupo parlamentario que, al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, llevaran a cabo, representa a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda».
La secretaria general Cuca Gamarra tampoco tiene reparos a la negociación: «Vamos a convocar a todas las fuerzas políticas. Tenemos una línea roja, que es Bildu. Y con el resto de las formaciones iremos avanzando esas conversaciones». El coordinador general popular, Elías Bendodo, afirma que «Junts ha decidido hace tiempo estar fuera de la Constitución. Pero tenemos que hablar con todos».
LÍO EN CATALUÑA
El PP catalán parece querer parecerse más al aliado con CiU, Josep Piqué, que al frentista de Alejo Vidal-Quadras. Y para ello busca un nuevo líder. Los favoritos a asumir esta baronía son la eurodiputada Dolors Montserrat y el alcalde de Castelldefells, Manu Reyes.
Una voz al alza a nivel interno es Daniel Sirera, concejal barcelonés que posibilitó el acceso a la alcaldía del socialista Jaume Collboni para frenar a Xavier Trías, y una a la baja es el actual presidente del PP catalán, Alejandro Fernández.
El parlamentario ha roto la paz interna del PP al lanzar varios dardos contra Feijóo: «Junts sí es mi rival, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un rey fascista, con el que se niegan a hablar. Que alguien me diga de qué hay que hablar con ellos…».
El principal escudero de Feijóo, el portavoz del Partido Popular Borja Sémper, aseguró que «escuchar no es ceder, no es venderte», y explicó que en el PP «no somos una secta» donde todos los dirigentes piensan igual.
Fernández ya desaíro a Génova 13 al rechazar formar parte de los puestos de salida del PP en las últimas generales y hacerlo público: «Quisiera agradecer, de todo corazón, la oportunidad que me brinda mi partido de volver al Congreso de los Diputados. Pero me quedo en Cataluña», explicó.
EL PSOE
Muchos medios advirtieron que Isabel Díaz Ayuso lanzaba un mandoble a la intentona de Feijóo de acercarse al PSOE. La presidenta madrileña lanzó un mensaje a su propio partido: «Abramos los ojos. La base social del PSOE ha cambiado. Ya no es la igualdad que tanto han empleado. No nos damos cuenta, apelamos de manera bisoña a un partido cuyos principios se esfumaron, unos supuestos valores socialistas ya no existen. La vieja guardia es maltratada. Han fabricado un monstruo que ya no responde a su dueño, a su creador».
La baronesa ha puntualizado que no se refería a Feijóo, que por su parte quiere cerrar grietas internas presentándose a la investidura. El líder de la oposición afirma que «quizá este proceso de investidura no me lleva a la investidura, pero llevará a la política nacional y al Congreso la igualdad de los españoles la dignidad de las instituciones y la prioridad de las familias».
Y añadió: «Cumpliré con mi deber como candidato a la investidura, y llegado el momento, más tarde que temprano o más temprano que tarde, con una Presidencia. Y a esa Presidencia no vamos a llegar por atajos».
Sea como fuere, Feijóo sabe que su nueva estrategia menos belicista con el independentismo catalán o el nacionalismo vasco enfada a sectores del PP en la Comunidad de Madrid, Cataluña o Euskadi, que por ahora apuestan por el perfil bajo y confían que el expresidente gallego, a corto plazo, les lleve a Moncloa.