El cambio climático y los conflictos ralentizan los avances en la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria

A pesar de los numerosos avances en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria después de haber perdido terreno por la pandemia de Covid-19, el último Informe 2023 de resultados del Fondo Mundial (FM) muestra que existen múltiples desafíos como el cambio climático, los conflictos y el aumento de las desigualdades y de las amenazas a los derechos humanos que ralentizan dichos avances.

De esta manera, el informe revela que, aunque los resultados en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria superan las cifras previas al Covid-19, la concurrencia de diversas crisis aleja al mundo de la senda para alcanzar las metas de 2030.

«Para acabar con estas enfermedades, debemos seguir invirtiendo en innovaciones y acelerar al mismo tiempo las acciones dirigidas a erradicar las graves desigualdades que alimentan el VIH, la tuberculosis y la malaria», señala el informe del FM.

En 2022, gracias a los esfuerzos, la capacidad de adaptación y las innovaciones de gobiernos, comunidades y nuestros asociados, la asociación del Fondo Mundial consiguió que un número sin precedentes de personas recibieran tratamiento antirretroviral para el VIH. Asimismo, diagnosticó y proporcionó tratamiento a más personas con tuberculosis que nunca antes, y distribuyó un número récord de mosquiteros para prevenir la malaria.

Actualmente, el Fondo Mundial proporciona el 28 por ciento de la financiación internacional para programas de VIH y, en los países donde se invierte, las muertes relacionadas con el sida se redujeron un 72 por ciento entre 2002 y 2022.

Con respecto a la tuberculosis, el FM da un 76 por ciento de toda la financiación internacional destinada a esta enfermedad. En los países donde se invierte, las muertes por tuberculosis se redujeron un 16 por ciento entre 2002 y 2021. No obstante, en 2022 se registró un aumento de 1,4 millones de personas diagnosticadas y tratadas en comparación con 2021.

Por último, en la malaria, el Fondo Mundial proporciona actualmente el 65 por ciento de toda la financiación internacional destinada a programas de malaria y, en los países donde se invierte, las muertes se redujeron un 27 por ciento entre 2002 y 2021.

Aunque en 2022 el FM aumentó las pruebas de casos sospechosos de malaria y siguió respaldando iniciativas rentables, como la quimioprevención de la malaria estacional, para intensificar la lucha contra la enfermedad, el informe muestra que el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan estos avances.

Entre los resultados clave conseguidos en 2022 en los países donde invierte el Fondo Mundial destaca, en el VIH: 24,5 millones de personas en tratamiento antirretroviral para el VIH; 53,1 millones de pruebas del VIH realizadas; 15,3 millones de personas se beneficiaron de servicios de prevención del VIH; 710.000 madres seropositivas recibieron medicamentos para mantenerse con vida y evitar transmitir el VIH a sus bebés; y 831.000 circuncisiones masculinas médicas voluntarias para prevenir el VIH.

En materia de tuberculosis, los datos de 2022 muestran que: 6,7 millones de personas recibieron tratamiento para la tuberculosis; 118.000 personas están en tratamiento para la tuberculosis farmacorresistente; 331.000 pacientes seropositivos con tuberculosis en tratamiento antirretroviral; 2,2 millones de personas seropositivas están en tratamiento antirretroviral; y que 1,5 millones de personas expuestas a la tuberculosis recibieron tratamiento preventivo.

Por último, en la malaria los resultados muestran que se han conseguido 220 millones de mosquiteros distribuidos para proteger a las familias de la malaria; 321 millones de casos sospechosos de malaria se sometieron a pruebas; 37,1 millones de niños recibieron quimioprevención de la malaria estacional; 14,6 millones de mujeres embarazadas recibieron tratamiento preventivo para la malaria; y 165 millones de casos de malaria tratados.

LAS CRISIS RALENTIZAN LOS AVANCES

Según revela el informe, más allá del Covid-19, múltiples crisis, entre las que se encuentran el cambio climático, los conflictos, la deuda, una erosión alarmante de los derechos humanos y el aumento de las desigualdades entre y dentro de los países, están obstaculizando los esfuerzos por acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria.

Asimismo, los fenómenos meteorológicos extremos están provocando un incremento drástico de las infecciones por malaria y la inseguridad alimentaria y los desplazamientos aumentan el riesgo de contraer el VIH y la tuberculosis e impiden que las personas accedan al tratamiento.

Por ejemplo, la malaria se está propagando a zonas elevadas de África donde antes hacía demasiado frío para el mosquito Anopheles, portador del parásito. Los ciclones, las inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos están provocando repuntes drásticos de las infecciones por malaria en lugares como Malawi y Pakistán.

Al mismo tiempo, las crisis económicas y de deuda han reducido los presupuestos sanitarios de los países, y los ataques a los derechos humanos impiden que las poblaciones clave en mayor riesgo accedan a servicios de salud vitales.

La inseguridad alimentaria y la escasez de agua están obligando a desplazarse a comunidades enteras, lo que aumenta su vulnerabilidad ante enfermedades como la tuberculosis.

Por otro lado, los conflictos dañan las infraestructuras sanitarias y desbordan unos servicios de salud ya sobrecargados, por lo que las personas que enferman no pueden acceder al tratamiento, las cadenas de suministros se rompen y las intervenciones de prevención se interrumpen.

FORTALECER LOS SISTEMAS SANITARIOS PARA COMBATIR LOS BROTES Y GARANTIZAR LA EQUIDAD

Otra de las conclusiones que se desprenden de este informe es la necesidad de fortalecer los sistemas sanitarios de todo el mundo para combatir y prevenir los brotes además de garantizar la equidad en el acceso a la innovación y a los tratamientos.

«Los sistemas para la salud resilientes y sostenibles sustentan la lucha contra las enfermedades y son la base para prevenir, detectar y responder a las amenazas para la salud presentes y futuras», señala el informe.

Por último, el informe incide en que acelerar el acceso equitativo a herramientas innovadoras es esencial para recuperar y mantener el impulso en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria.

«Debemos acelerar el acceso a innovaciones revolucionarias y optimizar su despliegue junto con las herramientas existentes para maximizar el impacto de cada dólar. Necesitamos eliminar las desigualdades que aumentan la vulnerabilidad de las jóvenes, las poblaciones clave y los más pobres», declara el director ejecutivo del FM, Peter Sands.

En el caso del VIH, el FM destaca el anillo vaginal con dapiravina como el primer método de prevención del VIH efectivo controlado por la mujer. Asimismo, la asociación del FM está invirtiendo en una fórmula pediátrica con dolutegravir.

Con respecto a la respuesta a la tuberculosis, destaca especialmente entre las innovaciones clave las nuevas herramientas diagnósticas como las radiografías móviles y los diagnósticos moleculares. Y, para la malaria, resaltan los mosquiteros con doble ingrediente activo que combinan piretroide y clorfenapir, que estarán disponibles a gran escala a partir de 2024.