El Papa pide «no escandalizarse» por las «debilidades» de la Iglesia en su exhortación de Santa Teresita

El Papa Francisco asegura en su nueva exhortación ‘C’est la confiance’ (Es la confianza), sobre santa Teresita del Niño Jesús, que no hay que «escandalizarse» por los «límites y debilidades de la institución eclesiástica, marcada por oscuridades y pecados».

«Tal descubrimiento del corazón de la Iglesia es también una gran luz para nosotros hoy, para no escandalizarnos por los límites y debilidades de la institución eclesiástica, marcada por oscuridades y pecados, y entrar en su corazón ardiente de amor», subraya el Papa, en referencia al descubrimiento que hace la santa francesa: que su vocación dentro de la Iglesia es «el amor».

Si bien, Francisco puntualiza que «no es el corazón de una Iglesia triunfalista» sino «el corazón de una Iglesia amante, humilde y misericordiosa» porque «Teresita nunca se pone por encima de los demás».

Así lo indica el Pontífice en una nueva exhortación, publicada este domingo, y titulada ‘C’est la confiance’ (Es la confianza), sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.

Asimismo, en el texto, el Papa propone a la santa francesa como un ejemplo a seguir en un tiempo de «superficialidad», de «individualismo», de «obsesión por la grandeza» y en el que «se descarta a muchos seres humanos».

«En un tiempo que nos invita a encerrarnos en los propios intereses, Teresita nos muestra la belleza de hacer de la vida un regalo. En un momento en que prevalecen las necesidades más superficiales, ella es testimonio de la radicalidad evangélica. En un tiempo de individualismo, ella nos hace descubrir el valor del amor que se vuelve intercesión. En un momento en el que el ser humano se obsesiona por la grandeza y por nuevas formas de poder, ella señala el camino de la pequeñez. En un tiempo en el que se descarta a muchos seres humanos, ella nos enseña la belleza de cuidar, de hacerse cargo del otro», remarca el Papa.

Además, añade que «en un momento de complicaciones», ella ayuda a «redescubrir la sencillez» superando «una lógica legalista o eticista que llena la vida cristiana de observancias o preceptos»; y destaca que, en «un tiempo de repliegues y de cerrazones», invita a «la salida misionera». En definitiva, asegura que «un siglo y medio después de su nacimiento, Teresita está más viva que nunca».

NO TODAS LAS NORMAS DE LA IGLESIA SON IGUAL DE IMPORTANTES

Por otra parte, el Papa subraya que la santa pone el foco en «lo esencial» y «con sus palabras y con su propio proceso personal, muestra que, si bien todas las enseñanzas y normas de la Iglesia tienen su importancia, su valor, su luz, algunas son más urgentes y más estructurantes para la vida cristiana».

«No todo es igualmente central, porque hay un orden o jerarquía entre las verdades de la Iglesia y esto vale tanto para los dogmas de fe como para el conjunto de las enseñanzas de la Iglesia, e incluso para la enseñanza moral», remarca.

En este sentido, aclara que «el centro de la moral cristiana es la caridad» por lo cual, apunta que «las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu». «Al final, sólo cuenta el amor», subraya.

Precisamente, comenta que el aporte específico de Teresita como santa y como doctora de la Iglesia «no es analítico», como podría ser, por ejemplo, el de santo Tomás de Aquino, sino «más bien sintético, porque su genialidad consiste en llevar al centro, a lo que es esencial, a lo que es indispensable»; e invita a teólogos, moralistas y pastores a extraer las consecuencias teóricas y prácticas, doctrinales y pastorales, personales y comunitarias de esta reflexión, con «audacia y libertad interior».

Según señala el Papa, Teresita es «una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo», «incluso por no cristianos y no creyentes». En este sentido, recuerda que ha sido reconocida por la UNESCO entre las figuras más significativas para la humanidad contemporánea.

SANTA TERESA DE ÁVILA, LA «GRAN SANTA ESPAÑOLA»

El texto, que se publica coincidiendo con la memoria de santa Teresa de Ávila, quiere «presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española», según precisa Francisco. Asimismo, recuerda que Teresita de Lisieux heredó de santa Teresa de Ávila «un gran amor a la Iglesia».

Además, explica que no ha querido difundir el documento coincidiendo justo con el aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar en Alençon el 2 de enero de 1873, ni con el centenario de su beatificación, con el objetivo de que este mensaje vaya «más allá» y sea asumido «como parte del tesoro espiritual de la Iglesia».

Según recuerda el Pontífice, la vida de la santa fue «breve», apenas 24 años, y «sencilla como una más», transcurrida primero en su familia y luego en el Carmelo de Lisieux. Si bien, añade que, «la extraordinaria carga de luz y de amor que irradiaba su persona se manifestó inmediatamente después de su muerte con la publicación de sus escritos».

Santa Teresita conoció al Papa León XIII con motivo de la peregrinación a Roma en 1887 y le pidió permiso para entrar en el Carmelo a los 15 años. Poco después de su muerte, Pío X afirmó que se convertiría en la santa más grande de los tiempos modernos. En 1921 fue declarada venerable por Benedicto XV; hace cien años fue beatificada y, posteriormente, canonizada el 17 de mayo de 1925.

EVANGELIZACIÓN POR ATRACCIÓN, NO POR PRESIÓN

Entre otras características, el Papa Francisco destaca de la santa, patrona de las misiones, su forma de entender la evangelización «por atracción, no por presión o proselitismo». Igualmente, pone de relieve que uno de sus descubrimientos «más importantes» es su «caminito, el camino de la confianza y del amor, también conocido como el camino de la infancia espiritual», con el que se refiere a la posibilidad de aspirar a la santidad a pesar de la «pequeñez» y de las «imperfecciones», frente a una idea «pelagiana de santidad, individualista y elitista».

Así, Francisco apunta que la «confianza sin límites» de la santa francesa «alienta a quienes se sienten frágiles, limitados, pecadores» a «llegar alto». Si bien, puntualiza que esta confianza no debe entenderse sólo en referencia a la propia «santificación y salvación» sino con un «sentido integral», que se aplica a la vida entera, donde muchas veces abruman «los temores, el deseo de seguridades humanas, la necesidad de tener todo bajo control».

Además, el Pontífice recuerda que su testimonio alcanzó el «punto culminante» en el último período de su vida, en la gran «prueba contra la fe», que comenzó en la Pascua de 1896. «En su relato, ella pone esta prueba en relación directa con la dolorosa realidad del ateísmo de su tiempo. Vivió de hecho a finales del siglo XIX, que fue la ‘edad de oro’ del ateísmo moderno, como sistema filosófico e ideológico. Cuando escribió que Jesús había permitido que su alma ‘se viese invadida por las más densas tinieblas’, estaba indicando la oscuridad del ateísmo y el rechazo de la fe cristiana», explica.

Al mismo tiempo, el Pontífice pone de relieve cómo santa Teresita «penetró en las profundidades de la misericordia divina» y cómo vivió «la caridad en la pequeñez, en las cosas más simples de la existencia cotidiana».