La «catastrófica» situación en El Hierro de los siete policías nacionales

La isla de El Hierro se ha convertido en la Lampedusa española. Los centros de internamiento de migrantes están colapsados, mientras se sucede la reubicación de los llegados en pateras y cayucos a otros lugares de la Península desde Tenerife. «No se están devolviendo a otros países ni mucho menos a sus países de origen», según han asegurado fuentes policiales a MONCLOA.

Este traslado se torna cada vez más difícil debido a la falta de documentación de los llegados por mar desde Senegal, mientras que aquellos que acreditan ser ciudadanos de otros países de África afrontan una situación aún más compleja. «Su propio Gobierno no les reconoce la nacionalidad», han señalado.

Asimismo, también se presenta un barrera adicional, como su condición de refugiado por tratarse de miembros de un grupo perseguido o directamente por alguna guerra. Mientras tanto, las mafias consiguen su dinero vendiendo pasajes hacia la tierra de las Afortunadas o bien hacia la muerte en el Atlántico, que corre el riesgo ahora de llevar un sobrenombre similar al del Mediterráneo: mare mortum. Ante estas dificultades, el Gobierno de España no tiene más remedio que acogerles en base a los tratados internacionales, por más que algunos grupos políticos traten de implantar las conocidas «devoluciones en caliente».

LA ISLA DE EL HIERRO SE CONVIERTE EN LAMPEDUSA

Son personas que lo han perdido todo y tan sólo llevan consigo un móvil, algo de efectivo -normalmente dólares- y con deseos de llegar a tierra firme tras recorrer los 1.500 kilómetros que les separan de la El Hierro tras su partida desde puertos de Senegal y Mauritania. Llegan a miles cada semana y la Lampedusa española es el destino deseado, aunque también las costas de Almería e incluso Baleares son otros lugares donde desembarcan.

Es la Policía Nacional quien recibe a cada uno de estos migrantes, todos con su historia de vida y miles de kilómetros a sus espaldas. Todos asustados por los mensajes de advertencia de las mafias. «Cuidado con la Policía Nacional. No habléis con la Policía Nacional», les mal aconsejan cuando suben a los débiles barcos ante la alta mar. Estos cayucos son barcos de pescadores, preparados para faenar en aguas tranquilas y a escasas millas de la costa. No obstante, son utilizados por las propias mafias para meterles por centenares.

El muelle de la Restinga, en El Hierro, la isla a un paso de convertirse la Lampedusa española
El muelle de la Restinga, en El Hierro, la isla denominada la Lampedusa española

Los agentes de la Policía Nacional muestran un prudente respeto por los recién llegados, con la incertidumbre propia por las enfermedades que recorren el continente y que no han llegado a Europa. Y es que, la mayoría de estos migrantes no está vacunado contra ninguna enfermedad y cada uno de ellos llega desde todos los rincones para atravesar el Atlántico o al menos intentarlo.

LOS AGENTES DE LA POLICÍA NACIONAL, SIN PROTECCIÓN

Son los propios policías nacionales quienes se ocupan de su propia protección, con trajes EPI, guantes o doble guante o mascarillas, entre otros, debido al temor de infecciones por enfermedades que se transmiten por la piel o el aire. Todos miran por sí mismo, pero también por sus compañeros y familiares, quienes no les acompañan en esta misión. Son solo siete en El Hierro y cada uno, además, se las ve y desea para poder buscar un cobijo donde dormir. Algunos de ellos muestran ya cierta veteranía y descartan por completo dormir en viviendas de alquiler compartido, la fórmula habitacional más utilizada cuando se carece de todo tipo de infraestructura para desempeñar el trabajo.

«Alguno de los que ha llegado duerme en un hotel, pero se lo paga de su bolsillo», ahondan las mismas fuentes. Estos miembros de la Policía Nacional reciben un complemento al desplegarse fuera de casa, pero es del todo «insuficiente» para afrontar los gastos corrientes. «Las dietas no dan para mucho y si no hay cocina obliga a comer fuera de casa de cada día», han continuado.

Estas dietas son irrisorias, no llegan a los 80 euros diarios

Todos los desplazados por el Ministerio de Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, pertenecen a las unidades de Tenerife y su labor se compagina con los de la Guardia Civil, que sí dispone de un puesto en la isla. «Estas dietas son irrisorias, no llegan a los 80 euros diarios», han sostenido. El dinero no llega ni para abonar un hotel. Otras opciones utilizadas es acudir a Airbnb para tratar de encontrar una habitación.

SIN INFRAESTRUCTURAS EN LA ISLA DE EL HIERRO

Estos agentes de la Policía Nacional desplazados desde la capital de las Canarias compaginan su tarea con los miembros de la Guardia Civil para atender a los más de 1.700 migrantes que residen ahora en El Hierro. Cuatro de los agentes son de Científica, mientras que otros cuatro son de la Policía Judicial. Es decir, todos ellos para tratar cada uno de los casos y mantener el orden dentro de las instalaciones. «Es un contingente muy minoritario en comparación con lo que está llegando», apuntan las fuentes. De media, son 242 personas por cada agente.

Con estos números, ni el centro está equipado para albergar a tantas personas, como que los agentes de la Policía Nacional realizan jornadas maratonianas sin ningún tipo de medios para atenderles. «No sabemos que infecciones ni enfermedades pueden traer», han sostenido las fuentes en relación a los migrantes. «Las medidas de protección son nulas», han sostenido.

LA CRISIS DE ARGUINEGUÍN, EN LA RETINA

Una vez recibidos y examinarlos por encima, los agentes de la Policía Nacional les deriva a los CATES, donde permanecen custodiados por este cuerpo, no por la Guardia Civil al no tener competencia al respecto. La Policía Nacional realiza durante las primeras 72 horas las diligencias procesales, así como la ficha de cada uno de ellos. «Están desbordados», señalan. «No dan abasto», han indicado.

Los propios agentes comparan la situación con la crisis de Arguineguín, ocurrida en los primeros meses de la pandemia del coronavirus, en 2020. En aquel entonces los migrantes eran hacinados en carpas, pero la llegada masiva por mar llegó a colapsar la zona sur de Gran Canaria. Aquella crisis fue aún peor en términos de infraestructura y de personal.

Los agentes de la Policía Nacional tenían que revisar a quien dormía bajo plásticos, con un fuerte hedor y caldo de cultivo para enfermedades de todo tipo. «Aquel olor era inhumano, hacinados a pleno Sol de Tenerife, sin duchas», relatan.

El 90% de los migrantes que han llegado a Canarias (más de 14.000) son de nacionalidad senegalesaEl sindicato de la Policía JUPOL ha reconocido que existen informes de inteligencia con la previsión de que habrá «más de 10.000 llegadas de inmigrantes irregulares de aquí a final de año» en las Islas Canarias, por lo que ha reclamado de forma urgente al Ministerio del Interior más medios y agentes para hacer frente a la crisis migratoria. Así las cosas, la crisis migratoria no cesa en Canarias, cuando han entrado más personas a lo largo de este 2023 que en todo el año pasado.