Halloween está a la vuelta de la esquina, y tal vez sea la festividad perfecta para ilustrar cómo a veces a las personas les gusta desafiar conscientemente el miedo y disfrutar de él. Durante Halloween, las personas se visten de manera espeluznante, decoran sus hogares y tiendas con temas aterradores, y disfrutan de historias y películas de terror, todo con el objetivo de despertar la intensa emoción del miedo. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿Somos simplemente entusiastas del terror que buscan emociones fuertes debido al aburrimiento de la rutina, o hay una explicación biológica para esto? En realidad, es un poco de ambas cosas.
1EL COMPLEJO MECANISMO DEL MIEDO
Nuestra respuesta biológica al miedo es sorprendentemente compleja e involucra neurotransmisores y hormonas que afectan a diversas áreas del cerebro, desde la amígdala hasta el lóbulo frontal. Esta respuesta compleja desencadena otras emociones, tanto desagradables, como el estrés, como placenteras, como el alivio.
Resulta paradójico que en ciertas ocasiones disfrutemos experimentando temor y angustia. Una película de terror que nos pone los pelos de punta se vuelve entretenida cuando la escena concluye de manera positiva o cuando nos damos cuenta de que estamos presenciando una mera fantasía. En ese momento, el susto inicial se disipa y da paso a la alegría, permitiéndonos disfrutar de algo que inicialmente nos había aterrorizado. La paradoja radica en que, por definición, el miedo es una respuesta emocional que nos alerta sobre una amenaza, algo que pone en peligro nuestra integridad física o psicológica. Por lo tanto, la experiencia debería ser todo menos placentera.