La cotizada LLyC fulmina a Manuel Rocha por su imputación como espía de Cuba

La consultora cotizada española LLyC (Llorente y Cuenca) ha procedido a realizar el despido fulminante de Víctor Manuel Rocha, su último flamante fichaje como senior advisor. Rocha carecía de responsabilidades ejecutivas y su labor se centraba en el desarrollo del negocio.

El motivo no es otro que la investigación llevada a cabo por el FBI de EE UU sobre el también exembajador estadounidense en Bolivia. La acusación que pesa sobre Rocha es de espionaje para el Gobierno de Cuba, uno de los delitos no sangrientos más graves en EE UU.

LLyC ha procedido a realizar el cese de forma rápida y ha tardado apenas 48 horas desde que se conoció la imputación en desprenderse de quien llegó hace apenas un mes a la compañía. La firma ha asegurado que dará toda la información necesaria a la investigación, pero por el momento ha borrado hasta el anuncio que realizó el pasado 6 de noviembre para presentar a inversores y al resto de la sociedad su fichaje.

El principal cometido entonces era «reforzar la influencia» en Latinoamérica para LLyC. En este sentido, Rocha participó en la estrategia de comunicación para atraer a empresas mineras con un fuerte compromiso con el medioambiente.

MANUEL ROCHA, EX DE LLYC Y AL SERVICIO DE CUBA

La Fiscalía Federal de EE UU apuntaron que un «funcionario jubilado» admitió haber trabajado como agente secreto del Gobierno de Cuba desde hace «cuarenta años», al tiempo que hablaba de EE UU como el «enemigo», según relata la prensa estadounidense. Las declaraciones de Rocha se obtuvieron a través de una filtración de información de Inteligencia y que podría derivar en un nuevo escándalo para la seguridad diplomática de EE UU.

Rocha participó en un misión clandestina para recoger información contra EE UU y dársela a Cuba

Con la información disponible, la Fiscalía presentó una querella contra Rocha en el Tribunal Federal al demostrar que el exembajador de EE UU en Bolivia había participado activamente en una «misión clandestina para recoger información contra EE UU y dársela a Cuba» desde 1981. Todo ello, mientras ocupaba cargos de responsabilidad dentro del Departamento de Estado y en la Casa Blanca, donde llegó a ostentar una silla de la planta noble.

Rocha, de 73 años, se reunió con miembros de la agencia de espionaje de Cuba en 2017. En esa conversación aseguró que había espiado en nombre del Gobierno comunista durante 40 años, al tiempo que dijo haber «fortalecido la revolución».

EL EXSENIOR ADVISOR DE LLYC ESTÁ ACUSADO POR DELITOS GRAVES

El exdiplomático estadounidense trabajó durante más de veinte años en asuntos relacionados con Latinoamérica bajo la batuta de Bill Clinton y George Bush, incluyendo su labor como embajador entre 2000 y 2002. Rocha nació en Colombia, pero vivió en Nueva York poco después. A lo largo de su misión, ha sido asesor del mando militar estadounidense, incluyendo a Cuba desde 2006 a 2012.

Víctor Manuel Rocha, ex de LLyC e imputado por espionaje para Cuba
Víctor Manuel Rocha, ex de LLyC e imputado por espionaje para Cuba

La investigación en curso apunta a otros dos delitos, pero por el momento la Fiscalía Federal no ha desvelado de qué se trata. De hecho, los cargos que pesan contra Rocha podrían ser aún más graves que el de espionaje para un Gobierno extranjero.

QUINCE CARGOS CONTRA MANUEL ROCHA

En concreto, afronta cinco cargos por fraude electrónico, tres por «hacer una declaración falsa en una solicitud de pasaporte», cuatro por «uso de un pasaporte obtenido mediante una declaración falsa» y uno por «declaraciones y representaciones falsas», según la acusación.

Rocha está acusado de cometer múltiples crímenes federales al actuar de forma secreta durante unos cuarenta años como «agente del Gobierno de la República de Cuba», según EE.UU.

A tenor de este caso, las quejas se han centrado en los programas de contraespionaje de EE UU, cuya eficiencia queda ahora en evidencia. «Esta acción pone al descubierto una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero», ha asegurado ante la prensa el fiscal general, Merrick Garland.

EL FBI Y CONTRAESPIONAJE, EN LA PICOTA

De hecho, Rocha trató de continuar con esta actividad al buscar un «trabajo en el Gobierno estadounidense que le proporcionara acceso a información no pública y la capacidad de influir en la política exterior de Estados Unidos». Por el momento, había obtenido un asiento en la cotizada LLyC.

De esta forma, la Fiscalía afirma que se encuentra ante una de las peores filtraciones de Inteligencia, mientras se ha constatado sus vínculos estrechos con agencias de seguridad, incluyendo Rusia. Tal era el poder de Rocha que uno de sus más estrechos colaboradores ha asegurado que «tenía las llaves del reino».

Tras su detención, Rocha rompió a llorar y observó en silencio la salida de su familia de la sala durante su comparecencia el pasado lunes ante el Tribunal Federal de Miami. El caso podría llegar al Gran Jurado.

La detención tapa así la cara más locuaz y elegante del exdiplomático. Algunos de sus adllegados afirman que llegó a ser un agente doble, un espía más propio de la Guerra Fría que del S.XXI.

Por el momento, la Fiscalía se reserva detalles sobre la actuación de Rocha en el Gobierno estadounidense y qué vías utilizó para poder influir en la política exterior de EE UU, así como la información suministrada al Gobierno de Cuba, pero en todas las reuniones Rocha habla con un agente encubierto del FBI, que se hacía pasar como espía cubano.

ROCHA Y SU DISFRAZ PARA HACER AMIGOS: PRO TRUMP

Asimismo, Rocha adoptó un papel más propio de disidentes, para disfrazar su tapadera y evitar malentendidos. Se hacía pasar como un tipo de derechas e incluso simpatizante de Trump. Quizá sus estudios en Yale y Harvard, así como en la prestigiosa Georgetown, durante los 70 fueran credenciales suficientes para iniciar sus operaciones con Cuba.

A lo largo de su trayectoria ha trabajado en República Dominicana, Italia, Argentina y Cuba- Además, alcanzó el puesto de director de asuntos interamericanos del Consejo de Seguridad Nacional en 1994. En 1996, en plena crisis por los aviones de la disidencia, estuvo destinado en La Habana. Entre sus aliados se encuentra el comunista Evo Morales.

No es el único caso que ha sobresaltado a la opinión pública estadounidense. El pasado mes de octubre, el senador demócrata Robert Menéndez fue acusado de conspiración por actuar como espía de Egipto. Menéndez ejercía como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.