Jesús Gil Marín se olvida de la política 25 años después de perder la alcaldía de Estepona

El ‘gilismo’ político comenzó a horadarse mucho antes de la intervención gubernamental del Ayuntamiento de Marbella, allá por 2006. 7 años antes, en junio de 1999, la animadversión que Jesús Gil y Gil se evidenció cuando PSOE, PP y otros dos partidos se pusieron de acuerdo para quitarle la alcaldía de Estepona al primogénito del presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil Marín.

Éste, que llevaba cuatro años como alcalde, parece olvidar su etapa política (en la que fue acusado de ejercer el amiguismo) de la mano de su emporio Gilmar, que este 2023 ha cumplido 40 años con una fiesta muy Gil y Gil.

GILMAR 

En la sede central de Consulting Inmobiliario Gilmar SA sita en la neurálgica madrileña calle Goya andan estirando la celebración de su 40 aniversario de la mano de sus dos fundadores, el primogénito de Jesús Gil y Gil, Jesús Gil Marín, y su socio Manuel Marrón.

Ambos han destacado, al más puro estilo Gil, invitaron a 600 personas entre trabajadores, colaboradores y familiares este pasado mes de julio a uno de los mejores resorts de República Dominicana, el lujoso Lopesan Costa Bávaro, en Punta Cana.

Fiestas en la playa, castillos de fuegos artificiales, arengas de los propietarios, discursos del viceministro dominicano turístico Roberto Henríquez y hasta un concierto en directo de Pitingo invadieron Punta Cana.

ASÍ NACIÓ EL EMPORIO

Gilmar nació en 1983 de la mano de Gil Marín, que hoy peina 62 años y entonces apenas tenía 21 y pocas ganas de estudiar. El primogénito del polémico Jesús Gil y Gil ahora disfruta de la salud de hierro de su inmobiliaria, que ha abierto locales en Chueca o Tenerife con el objetivo de seguir buscando a clientes de alto poder adquisitivo.

¿Su objetivo? Un trabajador de Gilmar explica a MONCLOA.com que la especialidad de la casa es «generar confianza» ofreciendo «pasión, compromiso e ilusión», tal y como reza uno de los lemas de esta empresa que ofrece en venta casi un millar de casas residenciales en Madrid.

GILMAR HA CUMPLIDO 40 AÑOS DE VIDA EN FORMA

Esta es una de las siete líneas de negocio de Gilmar, que ofrece obra nueva, alquileres, suelo, locales, inversiones y fincas rústicas. «En estos 40 años, la evolución de lo que vendemos y cómo lo vendemos ha sido absoluta, uniendo los avances tecnológicos con el mejor asesoramiento personal. Si nuestro principal signo de distinción es la atención al cliente, tienes que demostrarlo con hechos. Si no, el tiempo se te pone en tu sitio», aseguran Gil Marín y Marrón.

SONRISAS Y LÁGRIMAS

Jesús Gil Marín (62 años) recuerda su adolescencia como «maravillosa», ya que circulaba «en moto sin carné ni casco, en caballo por la noche de El Espinar a Los Ángeles de San Rafael», que fueron edificados por su padre.

Eso sí, su más tierna infancia tuvo que derramar muchas lágrimas porque cuando apenas tenía 8 años un comedor de Los Ángeles de San Rafael se derrumbó y su padre acabó en prisión: «Fue muy duro en la época del colegio. He vivido el hundimiento de Los Ángeles de San Rafael, su entrada en prisión, una quiebra, una suspensión de pagos (. . .) He tenido una escuela dura y, por eso, tengo un entrenamiento distinto para afrontar cosas que a otros les sobrepasan», reconocía.

De Gil y Gil no reniega: dice que su «mayor ejemplo» y se muestra orgulloso de ser «un Gil». Los que le conocen aseguran que de su padre ha heredado su amor por montar a caballo, la naturaleza y su obsesión por el dinero.

Y es que Jesús Gil Marín combinaba desde joven suspensos académicos y negocios: «A los 12 años me ponía en la puerta del bingo y vendía a los amigos de mis padres una docena de huevos 20 pesetas más cara que en el mercado» recuerda.

«Con 17 años mi padre vio que se podía fiar de mí y me dejó gestionar el club náutico; y también me encargué de llevar el cable esquí a la urbanización. Los Ángeles de San Rafael ha sido mi universidad», añade.

En aquella época gestionaba la discoteca familiar Maroma, que organizaba paseos por el pantano de Los Ángeles de San Rafael con chicas en bikini en un barco, y conoció a su socio Manuel Marrón, un camarero devenido director comercial de la urbanización gilista y finalmente en empresario.

«Con mentalidad de empresarios pensamos que si vendíamos casas a 65 kilómetros de Madrid, por qué no hacerlo en la capital, así que decidimos montar Gilmar con una inversión de 300.000 pesetas cada uno», explica Gil Marín.

INDEPENDENCIA

A los 21 años Gil Marín, con un capital de 300.000 pesetas sumado a otro tanto aportado por su socio, se independizó de su padre (fue el único de los cuatro hijos en hacerlo) y se marchó a Madrid para poner en marcha Gilmar.

«Hasta que me independicé profesionalmente me llamaba todos los días a las 7 de la mañana para hablar de negocios, a veces me pillaba volviendo de fiesta…», recuerda. El expolítico nunca cortó sus lazos familiares tal y como se evidenció en su seguidismo a la hora de zambullirse en política, fue alcalde de Estepona con el partido GIL entre 1995 y 1999, y en el mundo del deporte, fue vicepresidente del Atlético de Madrid hasta el año que murió el patriarca, 2004.