El Papa ha pedido abandonar las «ideologías» en la Iglesia al tiempo que ha instado a los creyentes a no reducir la fe a un conjunto de «prácticas religiosas» y les ha invitado a tener la vista fija en el cielo y a ser buscadores «de luz y de amor» como hicieron los Reyes Magos.
«Ideologías eclesiales, no; vocación eclesial sí», ha sentenciado el Pontífice en un llamamiento improvisado en la misa de la Epifanía, que ha celebrado en la basílica de San Pedro, ante cerca de 6.000 fieles, según ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano.
El Papa Argentino ha citado además una homilía de Benedicto XVI, fallecido el 31 de enero de 2022, del 6 de enero de 2008, en la que afirmó que «si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, y los hombres se arruinan a si mismos y al mundo».
El Papa emérito señaló entonces que «hacen falta hombres que alimenten una gran esperanza y posean por ello una gran valentía» como la de los Magos, que «emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle sus dones preciosos».
Del mismo modo, Francisco ha reclamado que la fe «no se reduzca a un conjunto de prácticas religiosas o a un hábito exterior», sino que se convierta en un fuego que queme «por dentro» para buscar «el rostro del Señor» y ser «testigos de su Evangelio».
Así, ha advertido que el don de la fe no es dado para quedarse solo «mirando el cielo» o para ser consolados, sino más bien para abrir «destellos de luz en las densas tinieblas que envuelven tantas situaciones sociales».
«El Dios que viene a visitarnos no lo encontramos permaneciendo quietos en alguna bella teoría religiosa, sino poniéndonos en camino, buscando los signos de su presencia en las realidades de cada día y, sobre todo, encontrando y tocando la carne de los hermanos«, ha añadido.
El Pontífice ha exhortado a la sociedad a no vivir encerrada «en el estrecho perímetro de las cosas terrenales», con la cabeza «baja» siendo «rehenes de los fracasos y remordimientos».
«Si estamos hambrientos de bienes y consuelo mundano, en lugar de ser buscadores de luz y amor, nuestra vida se apaga. Los Magos, que también son extranjeros y todavía no han encontrado a Jesús, nos enseñan a mirar hacia lo alto, a tener la vista fija en el cielo, a levantar los ojos hacia los montes de donde nos vendrá la ayuda, porque nuestra ayuda viene del Señor», ha asegurado.
En su alocución, el Pontífice ha señalado que los Reyes Magos «están imbuidos por la nostalgia del infinito». «No viven mirando la punta de sus pies, replegados sobre si mismos, prisioneros de un horizonte terreno, arrastrándose en la resignación o en la queja. Ellos levantan la cabeza para esperar una luz que ilumine el sentido de su vida, una salvación que viene de lo alto. Y así ven surgir una estrella, la más luminosa de todas, que los atrae y los pone en camino«, ha señalado.
Finalmente, ha instado a encontrar a Dios «en los rostros» de las personas, especialmente «los de los más pobres». «Los Magos, en efecto, nos enseñan que el encuentro con Dios nos abre a una esperanza más grande, que nos hace cambiar el estilo de vida y nos hace transformar el mundo», ha destacado.
Antes de la celebración litúrgica, el Papa ha saludado a las seis religiosas de la Orden Benedictina de la Abadía de Santa Escolástica de Victoria que vivirán en el monasterio ‘Mater Ecclesiae’, durante casi una década la «casa» de Benedicto XVI desde la renuncia al Pontificado hasta su muerte.