La dimensión económica de los pellets, bolitas o microplásticos que tanto preocupan a políticos, ecologistas, empresas y vecinos cuando inundan las playas de nuestro país es enorme, pues ‘contamina’ también las calles de las ciudades, ya que la inmensa mayoría de los ayuntamientos de España están adquiriendo este material en grandísimas cantidades, en forma de cubos de basura.
La ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha agradecido a la prensa nacional que abramos con claridad el debate de que la reducción de contaminación por plásticos es prioritaria para nuestra salud y la de los ecosistemas.
para la industria es más barato producir pellets de plástico nuevo que reciclado
«La contaminación del océano y los ecosistemas marinos con plásticos es un enorme problema cuya solución requiere reducir drásticamente el uso de este material. Hemos mejorado las normas nacionales y de la UE pero necesitamos un acuerdo internacional», indicaba la ministra. Ribera reconocía que «para la industria petroquímica es más barato producir pellets de plástico nuevo que reciclado y se hace imprescindible un tratado internacional vinculante, pero también una visión de conjunto de Europa».
CÓMO SE FABRICA UN CONTENEDOR DE PLÁSTICO
Quizá haya que empezar antes por un acuerdo también nacional con las administraciones locales, pues un profesional experto en la fabricación de estos recipientes donde cada noche vertemos las bolsas de nuestros residuos ha desvelado a MONCLOA que se necesitan aproximadamente 120 kilogramos de ‘bolitas’ para fabricar dicho contenedor. Ahora solo falta multiplicar esa cantidad por tantos miles de cubos de basura haya en las urbes y localidades, para darnos cuenta de la gran cantidad de microplásticos que sufragamos los ciudadanos como contribuyentes a través de nuestros ayuntamientos.
CADA CONTENEDOR de basura NECESITA 120 KILOS DE BOLITAS
Técnicamente, el material con el que se fabrican los contenedores de basura se denomina polietileno de alta densidad (HDPE). El polietileno se degrada en su cadena polimérica cuando se somete a una segunda fusión y sucesivas. Así se consigue un producto muchísimo más obsolescente o en desuso y con riesgo de rotura en su manipulación por el camión recolector. Es por ello que el sector de los contenedores de basura trabaja con plástico virgen.
Pero este plástico virgen no es suficiente. El experto consultado lo compara con la harina para hacer pan, que es necesaria pero además se necesita levadura. En el caso de los contenedores, el ingrediente que se añade se llama masterbach, justo lo que fabrica la empresa polaca Bedeko. El masterbach es el ‘cóctel’ de aditivos para conseguir fabricar algo con plástico, porque éste por si solo no es suficiente.
El masterbach contiene HDPE, que es muy vulnerable al oxígeno, es decir, se oxida rápidamente. Por eso el masterbach incluye también una gran dosis de antioxidantes y plastificantes para mejorar la plasticidad del HDPE, incluidos aditivos para protegerlo de los rayos UVA y el pigmento que le dará color a toda la masa. Este pigmento suele ser químico (anilinas, metales pesados, etcétera). Podría utilizarse pigmento orgánico pero sería mucho más caro y muy inestable al exterior.
UNA CLÁUSULA DE LOS AYUNTAMIENTOS
En los últimos 40 años han surgido nuevas tecnologías para fabricar estos recipientes, sin embargo todavía no están presentes en el mercado, entre otras cuestiones, porque desde hace más de 25 años más del 80% de las licitaciones públicas en España para comprar contenedores de basura tienen una cláusula restrictiva.
Con ella obligan a las empresas concesionarias a que los contenedores estén fabricados con dichas bolitas, pellets o microplásticos, los cuales, a veces, y de forma involuntaria, se pueden perder por el camino en la cadena de producción o transporte, y así terminar contaminando nuestras aguas marinas, su biodiversidad y, por supuesto, las playas.
MADRID, BARCELONA O CORUÑA, POR EJEMPLO
Reflexionando con el experto sobre la cantidad de material usado, nos pone de ejemplo ciudades de diferentes colores políticos en sus Gobiernos municipales, que tienen o eligen en sus pliegos este tipo de contenedores, desde Madrid a Barcelona, pasando por Vigo, Lugo o A Coruña, aunque insiste, en que afecta a la mayoría de los más 8.131 municipios que hay en España.
En Madrid, por ejemplo, se adjudicó el mayor contrato de contenerización hasta la fecha de Europa, valorado en 130 millones de euros, en Barcelona, con 27.000 contenedores de basura, a una media de 120 kilogramos de ‘bolitas’ (HDPE+masterbach) por cada uno, suponen 3.400 toneladas de bolitas pagadas por el contribuyente. En Vigo podrían ser fácilmente 1.000 toneladas, en Lugo 600, en A Coruña otras 500 toneladas de pellets…
Y todo eso sin computar las papeleras, que se fabrican de forma similar. Un negocio del que se benefician las cuatro empresas que al final abastecen el mercado español. Por eso, las otras empresas que apuestan por diseños sin plástico, con material de origen renovable, reciclado y reciclable, hacen un llamamiento a las autoridades para que, aprovechando que ahora se ha puesto el foco de atención en este problema, se empiece por cambiar los trámites y que la ciudadanía sepa realmente dónde van destinados los fondos de sus impuestos.