Este enero ha llegado con temperaturas mínimas especialmente frías en toda la península, lo cual es común para esta época. Aunque no se registren fenómenos extremos, el clima incita a disfrutar de platos calientes y reconfortantes como los potajes. Sin embargo, algunos de estos platos tradicionales son altos en calorías y no muy saludables para un consumo regular. Afortunadamente, existen maneras de transformar estas delicias culinarias en opciones más saludables y aptas para el consumo diario.
Los platos de cuchara abarcan más que cocidos y callos; también incluyen sopas, guisos, cremas y consomés, que difieren significativamente de recetas con alto contenido graso, embutidos y carnes poco recomendables para perder peso o controlar el colesterol. La razón detrás de la satisfacción que proporcionan estos platos se remonta a épocas en las que se utilizaban para combatir el frío, sirviendo como plato único energético.
7ELABORACIÓN

Cocina los huevos en agua abundante durante 10 a 12 minutos, pélalos y resérvalos. Corta las tajadas de bacalao o, si prefieres, utiliza bacalao fresco, especialmente si es temporada de bacalao skrei. Para esta receta, te recomiendo cortar tiras alargadas y finas del lomo del bacalao para distribuirlo mejor. También corta las espinacas en trozos pequeños.
Realiza un sofrito con cebolla y pimiento verde, añade un puerro picado y deja pochar durante diez minutos. Incorpora los tomates rallados y el caldo de pescado. Tritura el sofrito con la batidora hasta obtener una textura fina y devuelve la mezcla a la cacerola.
Cuando vuelva a hervir, agrega las espinacas y el bacalao, dejando que hiervan durante unos cinco minutos. Añade los garbanzos cocidos y déjalos cocer durante un minuto. Si usas garbanzos secos, recuerda remojarlos una noche y cocerlos dos horas a fuego lento o 18 minutos en olla rápida. Apaga el fuego, agita la cacerola, coloca los huevos duros cortados en cuartos sobre los ingredientes y lleva la cacerola a la mesa.