Vox se ha quedado fuera este domingo del Parlamento gallego, tal y como auguraban todas las encuestas, y Galicia permanece como la única comunidad autónoma en la que todavía no ha conseguido representación. Además, prácticamente no ha mejorado sus resultados respecto a las autonómicas gallegas celebradas en 2020.
En concreto, con un 94% escrutado, los de Santiago Abascal han cosechado el 2,19% de los votos en esta jornada electoral, frente a los 2,05% de las anteriores elecciones. El porcentaje se queda lejos de la barrera del 5% necesaria para obtener asientos en el Parlamento gallego.
Al ser Galicia el único territorio en el que Vox no tiene presencia en el Parlamento autonómico, las expectativas de los de Santiago Abascal para este 18F no eran muy altas y se resumían en conseguir representación. Con uno o dos asientos en las Cortes autonómicas, la idea de la formación pasaba por condicionar el gobierno gallego, que, sin embargo, retendrá Alfonso Rueda con mayoría absoluta.
Los de Santiago Abascal veían posibilidades en A Coruña y Pontevedra, que son las provincias gallegas donde lograron más votos en las elecciones autonómicas de 2020: un 2,12% y un 1,96%, respectivamente. De hecho, fue en estos dos lugares donde el líder de Vox se volcó durante la campaña, especialmente en A Coruña. Allí se celebraron la apertura y el cierre y ha visitado diversas localidades de la provincia en varias ocasiones en el marco de la campaña.
LOS VOTOS DE VOX
El PP pidió pública y reiteradamente a Vox que renunciara a presentarse al 18F, bajo la justificación de que, de hacerlo, el electorado dividiría el voto destinado al bloque de la derecha y ponían el foco en que las encuestas mostraban repetidamente sus escasas posibilidades de éxito.
Los de Abascal desecharon la idea, alegando que tienen «el derecho» de concurrir a los comicios, y ponían la responsabilidad sobre un eventual fracaso de los de Alberto Núñez Feijóo en los hombros del propio PP. Fuentes de Vox señalaban entonces que, si los ‘populares’ perdían su mayoría absoluta en Galicia sería por desgaste y recordaban que ellos ya se presentaron en 2020 y lograron unos malos resultados.
La disputa entre PP y Vox, socios de gobierno en otras cinco autonomías, a cuenta de la división del voto en el bloque de la derecha, ha tenido protagonismo en las campañas para el 18F de ambos. En la recta final de la campaña el asunto prácticamente monopolizaba los mítines. Sin embargo, los de Abascal siempre han sostenido que sus votos no restaban al PP, sino que quitaban escaños a BNG y PSOE, a «la izquierda y el independentismo», tal y como han recalcado Abascal, otros dirigentes de Vox y los candidatos gallegos.
La relación entre los de Feijóo y los de Abascal se ha enrarecido por la negativa de los ‘populares’ a articular un frente común contra Pedro Sánchez y la amnistía, como les reclama Vox. El líder de Vox reprocha al PP hacer una «oposición a media jornada» por llegar a acuerdos con el Gobierno, por ejemplo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o para reformar el artículo 49 de la Constitución para eliminar el término «disminuido».
Abascal y otros dirigentes de su partido han utilizado estos argumentos como munición durante toda la campaña, a los que sumaron las informaciones sobre que Génova valoró la amnistía a los implicados en el ‘procés’ que pide Junts y que está abierta a un indulto «condicionado» a Puigdemont. Desde que esta información se conoció en el ecuador de la campaña electoral, Vox ha buscado sacar rédito de la contradicción de los ‘populares’.
Abascal elevó el tono contra Feijóo a partir de ese momento e hizo del líder ‘popular’ una diana en sus mítines. Arremetía contra él y el bloque de la izquierda indistintamente. Rebautizó al PP como «derechita estafadora», en lugar del «derechita cobarde» acuñado en las generales de 2019, en tiempos de Pablo Casado.
También endureció los ataques al PP para desestimar la acusación de los ‘populares’ de hacer pinza con el PSOE: «¿Pero qué pinza ni qué mierda?», se preguntó en Vigo, subrayando que son los ‘populares’ los que tienen puntos en común y alcanzan acuerdos con los socialistas.
No obstante, a la vista de los resultados electorales de este domingo, Galicia no se convertirá en campo de batalla entre los dos, al conservar el PP su hegemonía y ser Vox irrelevante.
SIN GRANDES RESULTADOS EN GALICIA
Galicia es una autonomía históricamente complicada para los de Santiago Abascal. El mejor resultado cosechado por la formación allí fue en las generales de noviembre de 2019, donde obtuvieron más de 116.000 votos, el 7,91% de los sufragios. Sus resultados ya disminuyeron en el 23J, cuando lograron algo más de 77.000 votos, el 4,7%.
Fue en los comicios generales de abril de 2019 cuando despuntaron, con 86.000 apoyos, el 5,27% de los votos. Hasta entonces, su apoyo en Galicia había sido muy residual: en las generales de 2016 y 2015 no alcanzaron ni el 1% de los sufragios.
LIDERAZGO SIN FISURAS
El liderazgo de Abascal aparentemente no saldrá dañado del fiasco en Galicia, habida cuenta de que se preveía el resultado y, además, acaba de ser reelegido presidente de Vox durante otros cuatro años sin oposición. Abascal decidió adelantar la Asamblea General Extraordinaria en la que se revalidaría su liderazgo y remodelaría su Ejecutiva a enero.
Si bien el partido explicó que el cambio de fecha obedecía a la pretensión de encarar este 2024 electoral -elecciones en Galicia, País Vasco y al Parlamento Europeo– con la cuestión interna ya solventada, hubo voces que aseguraron que se trató de blindar la Presidencia de Abascal antes de que pudieran surgir críticas y cuestionamientos por el fracaso en Galicia.