Sumar, el partido liderado por Yolanda Díaz, experimentó un duro golpe en las elecciones gallegas al obtener solo el 1,9% de los votos, equivalente a 28.171 sufragios. Esta cifra representa un resultado decepcionante, especialmente si se compara con el rendimiento anterior de Galicia en Común hace cuatro años.
El fracaso de Sumar se acentuó aún más con la caída estrepitosa de Yolanda Díaz en su propio pueblo natal, Fene, en la provincia de A Coruña. Históricamente, Fene había respaldado a la formación liderada por Díaz, pero en estas elecciones mostró un marcado retroceso al otorgar solo 304 votos al partido, lo que representa un escaso 4,35% del total de votos emitidos.
La contundente derrota electoral en Galicia ha suscitado numerosas interrogantes sobre las causas que llevaron al fracaso de Sumar, especialmente en la propia tierra de su líder. Y el porqué el partido funciona bien en las grandes citas como las elecciones generales y no en las autonómicas.
Ahora, Sumar se enfrenta a la difícil tarea de analizar los resultados y redefinir su estrategia política para recuperarse de este revés electoral. La incertidumbre sobre el futuro del partido y el desempeño de Yolanda Díaz en Galicia plantea un escenario desafiante para la formación en los próximos meses.
SUMAR, UNA FUERZA SIN BASES SÓLIDAS
Movimiento Sumar, el partido fundado por Yolanda Díaz, se encuentra en una etapa provisional desde hace medio año, pero finalmente ha fijado la fecha para su primer congreso, donde se elegirá la dirección del partido y se comenzará a expandir la organización por todo el territorio español. El próximo 23 de marzo marcará un hito importante para a la formación política al establecer sus bases de manera formal. La falta de una estructura sólida en los territorios españoles ha sido identificada como una de las principales causas de su derrota en las elecciones gallegas.
Marta Lois, exportavoz de Sumar, reconoció las dificultades que enfrenta el partido como un proyecto nuevo y la falta de tiempo para llegar a toda la sociedad gallega con su propuesta. Esta declaración destaca la importancia de establecer una base sólida y una presencia efectiva en todos los rincones del país para lograr un impacto significativo en las elecciones futuras, como son las del País Vasco.
Por otro lado, según adelantó la propia Ministra de Trabajo, en el congreso se abordará la elección de la dirección del partido, con la participación de líderes de Sumar, Izquierda Unida, Más Madrid, Catalunya en Comú y varios exmiembros de Podemos que se unieron a la coalición tras abandonar la formación anterior. Este encuentro promete ser un espacio de debate y colaboración entre diversas fuerzas progresistas en España, con el objetivo de fortalecer la posición del partido de Yolanda Díaz como una alternativa política sólida y coherente.
La contundente derrota electoral en Galicia ha suscitado numerosas interrogantes sobre las causas que llevaron al fracaso de Sumar
El congreso de Sumar representa un paso importante en el camino hacia la consolidación del partido y su proyección como una fuerza política relevante en el panorama nacional. Con la participación de diferentes actores políticos y el compromiso de construir una organización sólida y cohesionada, Díaz busca establecerse como una opción viable para el futuro político de España.
PODRÍA REPETIR LOS MISMOS RESULTADOS GALLEGOS EN EL PAÍS VASCO
La falta de una estructura sólida en los territorios españoles ha sido señalada como una de las principales causas del revés electoral experimentado por Sumar en las recientes elecciones gallegas. Esta misma situación podría repetirse en las próximas elecciones del País Vasco, aunque aún no se ha confirmado la fecha para los comicios.
Sumar y Yolanda Díaz ya han designado a su candidata para las elecciones vascas: Alba García. García, psicóloga, activista y exmiembro de Podemos en el País Vasco, es relativamente desconocida para aquellos que no residen en la región. Sin embargo, desde el partido destacan su experiencia como coordinadora de acción institucional, campañas electorales y programa electoral en Elkarrekin Podemos.
Según fuentes del partido, García posee un conocimiento profundo de la situación institucional vasca, especialmente a nivel municipal, habiendo trabajado en distintos ámbitos institucionales como las Juntas Generales, el Parlamento Vasco y el Congreso de los Diputados. Además, su dominio del euskera y del inglés refuerza su capacidad para representar a la coalición en el contexto vasco.
Sin embargo, la decisión de Sumar de presentar a García como candidata podría tener consecuencias negativas. El partido aún no ha logrado consolidar sus bases en la región, lo que podría traducirse en resultados electorales similares a los obtenidos en Galicia. La incertidumbre persiste sobre el desempeño de Sumar en el País Vasco y su capacidad para competir efectivamente en un entorno político tan exigente.
LA GUERRA ABIERTA CON PODEMOS RESTA PUNTOS A SUMAR
Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos y politólogo, atribuye los pésimos resultados de Sumar en Galicia a la disputa abierta entre Podemos y la formación de Yolanda Díaz desde que Podemos decidió abandonar la coalición y unirse al Grupo Mixto en el Congreso de los Diputados.
«La pelea entre Sumar y Podemos lleva a ambos a la irrelevancia y a aquellos que priorizan sus planes personales, el ego y la ira les convendría más retirarse y dejar de hacer daño. Mientras una izquierda egocéntrica, desagradecida, adolescente o acosada se estrella, gana el PP de las mentiras, los recortes y las muertes en las residencias», expresó Monedero en sus redes sociales.
Desde que el partido de Yolanda Díaz ganó mayor relevancia mediática, ha perdido su esencia al centrarse en obtener ministerios y favores políticos, olvidando los compromisos y pactos que había acordado previamente con Podemos.
La ruptura entre Sumar y Podemos ha tenido un impacto significativo en el desempeño electoral en el primero, que ahora se enfrenta a mayores dificultades para asegurar un lugar en los comicios autonómicos. Anteriormente, contaban con el apoyo de la formación morada, lo que les proporcionaba un respaldo político y una posición más sólida en el panorama político. Sin embargo, la guerra abierta entre ambos partidos ha debilitado su posición y ha generado una división que resta puntos a Sumar en su búsqueda por la relevancia y el apoyo público.
YOLANDA DÍAZ Y PEDRO SÁNCHEZ EMPIEZAN A CHOCAR
Yolanda Díaz ha comenzado a percibir que el pacto de coalición firmado con Pedro Sánchez está empezando ‘hundirse’. A pesar del énfasis inicial en una relación inquebrantable, las diferencias ideológicas y los intereses divergentes entre ambas partes han empezado a erosionar la alianza.
Ante las discrepancias surgidas, Podemos envió una carta al PSOE solicitando una reunión para constituir la Comisión Permanente de Seguimiento del Acuerdo de Coalición. Esta comisión, acordada por Sánchez y Díaz, tenía como objetivo revisar el funcionamiento de la coalición, coordinar la acción entre los socios y consensuar posiciones políticas para el desarrollo del programa de gobierno progresista.
Sin embargo, el respaldo del resto del Gobierno a Yolanda Díaz ha sido cuestionado, especialmente cuando Podemos se sublevó contra ella y votó en contra de su decreto ley para el subsidio de desempleo. Este desplante contrasta con los esfuerzos realizados por el Gobierno para asegurar el apoyo del Congreso en otros decretos ley presentados.
Con las negociaciones sobre el subsidio de desempleo en curso y sin un acuerdo inminente, Yolanda Díaz se ve obligada a lidiar con nuevas discrepancias con el Gobierno de Sánchez, esta vez en lo que se refiere a la trasposición de la directiva sobre las condiciones transparentes de trabajo. Estas tensiones amenazan con debilitar la estabilidad del Gobierno de coalición y poner en riesgo la continuidad del acuerdo entre Sumar y el PSOE.
A esto se le suma, el último movimiento de Pedro Sánchez para controlar las políticas culturales de Sumar y de Ernest Urtasun. El presidente del Gobierno creó un gabinete Presidencial de Asuntos Culturales para controlar a Urtasun y la «guerra cultural» que inició nada más recibir la cartera del Ministerio de Cultura.
